Un blog de micro reseñas bolsilibrescas realizado por Alberto López Aroca, mitógrafo creativo y escritor
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lunes, 26 de agosto de 2013
Micro Reseña 72: "Después de la hora final", Van S. Smith
"Después de la hora final", de Van S. Smith (Pascual Enguídanos Usarch; Luchadores del Espacio, 1ª época, nº171, Editorial Valenciana, 1960; portada de Ibáñez. También, firmado como George H. White, en Luchadores del Espacio 2ª época, nº35, Editorial Valenciana, 1975. Misma ilustración de cubierta que la edición anterior).
Una interesante, entretenida, y en algunos momentos algo agobiante novela del autor de "La Saga de los Aznar", de la época en que cambió el pseudónimo de George H. White por el de Van S. Smith.
En el año 1990 (recordemos que la novela se publicó en 1960), un grupo de personas se someten a un experimento de "congelación" (ahora lo llamaríamos criogenización) con la idea de esquivar el más que probable conflicto bélico nuclear que habrá de desatarse a escala global, y despertar quinientos años en el futuro. Lo que pasa es que se pasan un poquito de rosca... concretamente, dos mil y pico años más de lo previsto.
Lo que se encuentran al despertar es un mundo, a priori, desértico y poblado por reptiles mutantes (serpientes de dos cabezas, lagartijas gigantes, etc.), y también por hombres salvajes como el que el ilustrador Ibáñez retrató en la portada (aunque el texto especifica con mucha claridad que esos tipos peludos, caníbales y muy violentos iban desnudos por completo; nada de taparrabos, pues con su propio pelo se cubrían las vergüenzas...)
Las aventurillas de exploración del mundo post-apocalíptico están bastante bien, aunque en realidad la trama de la novela gira en torno a los personajes: el ricachón que financió el experimento y escondió un montón de oro con la intención de seguir siendo un tipo poderoso en el futuro (un tipo despreciable que mantiene su estatus gracias a los dos matones que lleva con él), el guapo ingeniero rubiales enamorado de la joven novia del richachón, los inevitables científicos que están en la historia para explicarnos los pormenores ciencia-ficcioneros y para morir por la causa... Dimes y diretes, enfrentamientos entre machos alfa, llantos femeninos y unas cuantas buenas peleas a mamporrazo entre los "viajeros del tiempo" y también con los monstruos salvajes del futuro, hacen que esta novela sea muy digna de leer: es una versión digna de "El planeta de los simios" de Pierre Boulle (del año 1963; tres años después de "Después de la hora final"), pero sin simios.
A todo esto, y como nota personal, debo añadir que esta novelita era una asignatura pendiente de servidor, pues la segunda edición de "Después de la hora final" estaba (y está) en casa de mis señores padres desde que yo recuerdo, y no la había leído hasta ahora, a pesar de que la cubierta ejercía un extrañísimo hechizo sobre mí...
Me siento satisfecho.
(La reseña de José Carlos Canalda Cámara (realizada en 1998) de esta misma novela, AQUÍ).
martes, 6 de agosto de 2013
Micro Reseña 64: "Venus llama a la Tierra", Van S. Smith
¿Quién dijo que el gran George H. White (que es el pseudónimo más conocido de Pascual Enguídanos) no escribió novela romántica/rosa? Este "Venus llama a la Tierra", protagonizado por Rock Hudson y Doris Day (o por Juan Luis Galiardo y Carmencita Sevilla, si prefieren el toque hipánico-cañí) es un buen ejemplo de ello.
Estamos en el futuro inmediato, esto es (vista la publicación de la novela), en el año 1964 o 1965. (Es de suponer que JFK está vivito y coleando y ha resultado reelegido, pues los Estados Unidos no están metidos en ninguna guerra en Asia, que sepamos...)
La NASA convoca a un par de periodistas, Butler Smiser (agresivo e implacable reportero, veterano de la II Guerra Mundial) y la guapa Norma Arnett, del Times, para que sean testigos de su proyecto más secreto: han enviado una nave completamente vacía a Venus... y los periodistas serán testigos de cómo un chimpancé será el primer terrícola en pisar suelo venéreo.
Pero ¿cómo es posible, si el cohete no está tripulado? Pues muy sencillo: porque lo que la nave contiene es un receptor de materia, igualito a la máquina "transferidora" que tienen los muchachos de la NASA.
Todo esto estaría muy bien si la señorita Arnett, curiosona cual gatita de uñas afiladas, no hubiera querido ver cómo era el trasto transferidor por dentro... y es que, en esta clase de comedias románticas cincuenteras (aunque estemos ya en los 60), las mujeres siempre causan problemas... incluso cuando son los técnicos de la NASA (los mismos que estamparon una sonda Viking contra la superficie de Marte hace ya unos años) los que cometen un error y transfieren a la periodista a bordo de la nave, que está entrando en la atmósfera de Venus, y que posiblemente se vaya a pegar un leñazo muy gordo.
Los militares que controlan la NASA (aquí no hay tonterías ni memeces de civiles pusilánimes: esto es una cosa muy seria y el Pentágono se tiene que encargar del tema de los monos astronautas, ¡vaya si no!) no saben muy bien qué hacer ante este catastrófico evento ("¡Hemos puesto a una mujer en Venus! ¡Una MUJER!"), pero el bueno de Butler Smiser, ni corto ni perezoso, se cuela él mismo en el cacharro teleportador y ¡hala!, se transfiere con la dama.
La autonomía (la batería, las pilas) del teleportador de la nave es corta (24 horas para redondear); la parejita termina en un mar bravío venusiano (donde, por supuesto, hay monstruos antediluvianos), pierden la nave y... bueno, pues toca lo que toca: sobrevivir, discutir (porque para eso son un hombre y una mujer), sufrir la tensión sexual, evidenciar que los hombres y las mujeres son distintos aunque, sin embargo, estén hechos los unos para las otras... En fin, ya saben ustedes: "¡No te besaría ni aunque fueras el único hombre sobre este orbe!" "Soy el único hombre sobre este orbe". "¡Quítame las manos de encima!" "Bésame, muñeca..."
Y así todo el rato.
Y de vez en cuando, una manada de dinosaurios acuáticos que salen a pacer y se vuelven a sumergir en las aguas sin provocar el más mínimo incidente.
Un insólito coñazo, amigos, por el autor de la celebrada "Saga de los Aznar".
¿Se convertirá esta simpática pareja de gringos en unos Adán y Eva venusianos? Averígüenlo después de leer cien innecesarias páginas de cortejo y danza nupcial. (Lástima que los saurios de esta versión de Venus no fueran más agresivos, rápidos o hambrientos...)
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