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sábado, 3 de mayo de 2014

Micro Reseña 90: "El secreto de los yetis", H.S. Thels


"El secreto de los yetis", de H.S. Thels (Enrique Sánchez Pascual; Espacio: El Mundo Futuro nº170, Toray, Barcelona, 1959. Portada de Jorge).

Una inteligente, temprana, y tirando a melodramática aproximación al asunto del Abominable Hombre de las Nieves, que en 1959, año en que Sánchez Pascual escribió esta novela, estaba bastante de moda y era algo relativamente novedoso en España (y en el resto del mundo, en realidad). La portada de Jorge (algún día descubriré cómo se apellida este ilustrador) me parece maravillosa, muy evocadora, efectiva, y una delicia multicolor y pastelosa (pero con largos colmillos).





Un reportaje sobre el Yeti en la revista Diez Minutos, 1954.
Muy anterior a la versión que Curtis Garland realizó en 1975 (y que ya reseñamos aquí), la de un Sánchez Pascual enfundado en su heterónimo H.S. Thels, también se inspira en la película The Abominable Snowman (1957) de Val Guest (con Peter Cushing), y echándole un poco de imaginación, podríamos decir que funcionaría como secuela del filme.

Una periodista francesa reúne a sus amigos de la universidad (todos ellos afamados científicos) para montar un pequeña expedición en busca del novio de la chica, un reportero fotográfico que ha desaparecido -presumiblemente, ha muerto- en el Himalaya durante su viaje para determinar de una vez por todas la inexistencia del Yeti. Lo único que ha quedado de él ha sido una cámara fotográfica con las consabidas fotografías de huellas gigantescas de pies humanos en la nieve...
Una parte demasiado importante de la novela se desarrolla entre los dimes y diretes de los amigos de la periodista y sus giros y piruetas para abortar el proyecto. Pero la chica, tozuda, se larga solita... o casi, pues uno de los amiguetes franceses se apunta, en plan cuidador: "No podemos permitir que una mujer realice sola ese viaje". Y además, el amiguete en cuestión tiene planes ciertamente libidinosos para el trayecto...
Todo esto podría parecer un tostón de primera, pero no lo es, porque está muy bien contado. Y además, la obra cuenta con personajes muy interesantes, como el guía indio que había acompañado al fotógrafo en su primer viaje -y que se apunta de nuevo a esta presumible catástrofe exploratoria-, o detallitos curiosos acerca de religiones raras del Tibet que, sinceramente, no me he parado a buscar en Wikipedia ni en parte alguna, y que son tan pintorescos como sangrientos -nada que ver con el lamaísmo de "Tintín en el Tibet" o de otras historias yetiescas.
El monstruo se hace de rogar, pero cuando sale, la verdad es que da gusto verlo -o leerlo-. Y el final contiene un twist que habría sido impredecible para mí, de no ser porque conozco la vieja historia de Joseph Jorkens (escrita por Lord Dunsany) acerca de los yetis... y los platillos volantes.

Definitivamente, me gusta, aunque se le vean los cables y muchos puntos estén cogidos con pinzas (y eso sin contar con el final precipitado, etc). Me ha dejado buen sabor de boca. Y eso, junto con la cubierta, me basta.

Me gustaría mucho leer la versión del tema escrita por Héctor Germán Oesterheld con el pseudónimo de L.P. Parker, "Monstruo de las nieves", publicada en la argentina colección Sideral nº14 de Editorial Póker, en septiembre de 1967. (Más información sobre esta colección, en nuestro blog amigo Bolsilibros).
Portada de Larrea para Sideral nº14 (Argentina, 1967), cortesía del blog Bolsilibros
Sánchez Pascual, bajo otro de sus muchos nomes de guerre (concretamente el de Alex Simmons), también tuvo a bien escribir su propia crónica sentimental novelesca dedicada al primo yanqui del Yeti, esto es, el Bigfoot, en otra novela de la que también hablamos aquí en su momento: "El misterioso Bigfeet".
Los antropoides peludos gigantes, definitivamente, molan.

jueves, 1 de mayo de 2014

Micro Reseña 88: "Terror en la Antártida", Joseph Berna



"Terror en la Antártida" de Joseph Berna (José Luis Bernabéu López, Selección Terror nº541, Bruguera, Barcelona, julio de 1983. Portada de Antonio Bernal).

Lo prometido es deuda: tal y como adelantaba en la reseña de "Cazadores de fantasmas", obra también de Joseph Berna, he vuelto a picar. Y gracias a la magnífica portada del tristemente desaparecido Antonio Bernal, que prometía... bueno, ¿qué es lo que veía yo en esa portada desde que era un chavalito? Básicamente, una INCREÍBLE aventura de exploradores antárticos enfrentados a misterios insondables que, en algún momento, tomarían la forma de un monstruo gigante y recubierto de pelo blanco, una suerte de "El yeti viaja al Polo Sur". O, más concretamente, una revisión de "Who Goes There?" de John W. Campbell Jr. ("La cosa" de Carpenter, para los amigos), y quizá un toque lovecraftiano salido de "En las montañas de la locura"... ¿Era posible, incluso, que estos pioneros de los hielos se toparan con los esqueletos de Arthur Gordon Pym y Dirk Peters? ¿Acaso la forma blanca que aquellos dos atribulados marinos del siglo XIX se hubieran topado con una gran figura blanca envuelta en brumas, y que esa figura fuese... UN MONSTRUACO DE LOS BUENOS?
Como diría alguno de mis críticos más feroces: "Imaginación. El problema es que este caballero tiene demasiada imaginación".
Y en este caso es cierto, pues esa portada de Bernal se habría merecido, como mínimo, una buena historia, y no el apático relato de persecución de tetas y culos que nos brinda Joseph Berna.

La sinopsis es la siguiente:

Una base norteamericana en la Antártida (una Antártida repleta de osos polares -detalle que hará las delicias de amigos como José Manuel de Cárdenas-, los cuales no aparecen en ningún momento... quizá porque allá abajo NO HAY osos polares). De la nada sale un monstruo de dos metros y medio (un monstruo ANTÁRTICO, y eso debe quedar claro, pues es un adjetivo exótico que a Berna le gusta y lo utiliza una y otra vez). El monstruo se carga de vez en cuando a los miembros de la base, y también a los perros de los trineos (porque Berna había visto "La cosa" de Carpenter y se acordaba de los perros). Al mismo tiempo, se sucede el drama: hay dos chicas en la base (la que se deja y la que se deja, pero menos) y un maromo al que conquistar. Y mientras los compañeros mueren a manos del monstruo, el trío erótico-festivo está a ver en qué habitación se mete para mostrar y tocar tetas, etc. Que de esto último es de lo que va la historia, pues lo del monstruo es anecdótico.
Y todo esto, con el habitual estilo puntoyapártico del autor, los chistes imposiblemente tontos, la inexistencia de unos personajes que lo mejor que podrían haber hecho era morir antes de haber nacido... En fin, un desastre como pocos he leído en mi vida.

De nuevo, Joseph Berna compone un auténtico manual inverso para escritores. Y lo digo sin acritud... aunque en esta ocasión, ni siquiera me ha arrancado una sonrisa la ingenuidad de su prosa. Con todo el dolor de mi corazón, debo decir aquello de: "Santo Tomás, dos... y ni una más".

miércoles, 14 de agosto de 2013

Micro Reseña 65: "El misterioso Bigfeet", Alex Simmons


"El misterioso Bigfeet", de Alex Simmons (Enrique Sánchez Pascual; Tam Tam nº16, Ceres, septiembre de 1982. Portada de Luis Almazán).

Una divertida novela que podríamos definir como "telefilmesca", y que de haber sido una producción para la televisión de los primeros años 80, casi habría podido contar con el sello de Disney (aunque posiblemente habría sido el sello de una compañía más pequeña, discreta y con menos medios).

En un pueblo norteamericano, cerca de un espacio natural boscoso, empiezan a dejarse ver unas criaturas de tres metros, cubiertas de pelo rojizo, y que definitivamente no son osos. Obviamente, las autoridades no creen a los testigos (la abuelita y su nieto, la mamá y su bebé)... De hecho, al malvado dueño del parque natural (un pariente del alcalde de "Tiburón", sin duda) no le parece bien que las historias sobre el Bigfeet le espanten a los turistas, así que decide echar a la calle al guardabosques (marido de la mamá y el bebé) y poner en su lugar a un cazador de verdad cuya afición principal es llevarse rubias a la caseta de trabajo para trajinárselas a gusto.
A todo esto, el nietecito del que hablábamos se ha hecho fan de los Bigfeet, quiere llevarse uno a casa o, en su defecto, irse a vivir con ellos... y aprovechando una excursión escolar, se fuga para buscar a los gigantes. (Lo que hacen los críos con tal de saltarse las clases...)
Por si esto fuera poco (que, a decir verdad, no es mucho, pero tampoco está mal), hay un puñado de osos salvajes (no como los osos Yoggie que tienen en el bosque, que comen de la mano de los turistas) que son los verdaderos responsables de las diversas tropelías que, hasta el momento, se han atribuido al Bigfeet.
Y, en fin... pues ya se pueden imaginar que antes de que nos queramos dar cuenta, tenemos montada la búsqueda del niño perdido, la caza del monstruo por diversos sectores (los pro-Bigfeet y los anti-Bigfeet), un puñado de escolares sitiados, un tozudo millonario que no quiere saber que hay bichos en sus tierras, gatillos fáciles, chicas y un pequeño lío de mil demonios...

Está bien, la novelita. Agradable, y deja un muy buen sabor de boca. (Y no tiene mucho que ver con el rollo selvático-aventurero de la colección Tam Tam... supongo que esta novela podría haber aparecido igualmente en Selección Terror o en La Conquista del Espacio, aunque ahí también habría estado cogida por los pelos... Si a alguien le gustan los "eslabones perdidos", le recomiendo que, además de esta novela, eche un vistazo a "El yeti" de Curtis Garland, de la que ya hablamos por aquí...)

(Otra micro reseña de esta misma novela realizada por el señor Frunobulax, AQUÍ. De hecho, le hemos tomado prestado su escaneo de la cubierta).

sábado, 8 de junio de 2013

Micro Reseña 29: "El Yeti", Curtis Garland


"El Yeti", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; en Selección Terror nº117, Bruguera, 1975; reeditada en Selección Terror nº33, Ediciones B, 1992. Portada de Alberto Pujolar).

En esta ocasión, Juan Gallardo revisita (yo diría que abiertamente) no sólo el tema clásico del Abominable Hombre de las Nieves, sino la maravillosa película de la Hammer -protagonizada por Peter Cushing- que lleva precisamente ese título.
Una vuelta de tuerca (más o menos sorprendente y con aires sobrenaturales) sobre la búsqueda del homínido que, quizás, pueble algunas de las regiones más ignotas del Himalaya; ciertas referencias alienígenas casi lovecraftianas, y una aventura que se podría haber reeditado en la colección Tam Tam... de no ser por las escenas de descuartizamientos, tripeo y decapitaciones, tan propias de la obra de este autor.
Muy divertida, y a mí me ha gustado bastante más que al crítico "Tyla", cuya reseña (negativísima) podéis leer en la ficha de esta novela en la página de Tercera Fundación. Y por si os quedáis con ganas, aquí tenéis una tercera micro-opinión del señor Frunobulax.
Y una cuarta más, en Bolsilibros de Juan Castillo.

(Con respecto a la portada, debemos decir que el maestro Alberto Pujolar no se lució mucho con el pequeño plagio de un King Kong clásico...)




Selección Terror nº33, Ediciones B, 1992. (Este es el ejemplar que he leído, a la sazón).