sábado, 4 de noviembre de 2023

Micro Reseña 118: Drácula 75 (Selección Terror nº90), de Curtis Garland



Recupero aquí la reseña de esta novela de Curtis Garland, que escribí y publiqué el 30 de octubre de 2019, con motivo de la suscripción para publicar el volumen Hammer Horror, nº2 de la colección Horror Victoriano Extra. Como este texto ya no está disponible en línea (por avatares de la Red de Redes), aprovecharé este espacio y mi Cuaderno de Bitácora para recuperarlo, junto con otras reseñas perdidas. Y como imaginarán, Hammer Horror sigue disponible y a la venta. Visiten el enlace.
 
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"Así, amigos míos, no sólo es cierta la fantasía literaria de Stoker, sino que él se ha limitado a recoger leyendas y mitos de los eslavos amedrentados por la superstición que en estas tierras provocó la existencia real de uno de esos siniestros muertos-sin-descanso... La realidad, me temo, es mucho peor aún. Y puede llegar a amenazar, alguna vez, a todo el género humano".

Curtis Garland


Drácula 75 vio la luz en el número 90 de Selección Terror (noviembre de 1974), y es un muy buen ejemplo de por qué hemos decidido bautizar este volumen con el cinematográfico título de Hammer Horror: no hay duda de que Curtis Garland había tenido ocasión de ver en la gran pantalla Dracula AD 1972 (en España, Drácula 73, por la fecha de estreno), una producción de la Hammer Films dirigida por Alan Gibson, y protagonizada por Christopher Lee y Peter Cushing, en la que el Conde Drácula resucitaba en tiempos de hippies, discotecas, drogas y psicodelia estética... pero más allá del título, las comparaciones entre la película y la novela de Juan Gallardo Muñoz terminan ahí.
 

 
Una teoría muy extendida asegura que el vampiro Drácula, creado por Bram Stoker en la novela homónima de 1897, estaba basado en una caudillo valaco medieval llamado Vlad Dracula, conocido como "Vlad el Empalador"... y Curtis aprovechó esta información para reelaborar la leyenda, revisar la obra de Stoker y, por supuesto, traerla hasta el Londres de la década de 1970
 
"entre el denso tráfico de los automóviles, la contaminación, las discotecas ruidosas, los chillones trajes a la moda de Carnaby Street, y los hippies o los progresistas, deambulando por toda la ciudad, entre escaparates repletos de equipos de hi-fi o estéreo, discos de brillantes portadas, magnetófonos y cintas, televisores en color, videocassettes y todo cuanto forma parte de nuestro mundo actual y sus extraños y frívolos caprichos consumistas"...

Por supuesto, Curtis Garland ya había tocado el tema del vampirismo en dos novelas anteriores de ST (Mujeres vampiro, 1973 y Los dientes del murciélago, 1974), e incluso había demostrado que conocía de primera mano la novela de Stoker en sendas novelas de ciencia ficción de la colección La Conquista del Espacio de Bruguera (Vampiro 2000, 1971, y Vampyr, 1973) y también en un weird western (Drácula West, 1972). Pero en Drácula 75 fue donde se aproximó por primera vez (luego vendrían otras ocasiones, algunas de ellas especialmente gloriosas) a la figura del monstruo clásico de Stoker, tal y como lo conocemos hoy.

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Portada de Hammer Horror de Curtis Garland, realizada por Sergio Bleda.
 

1 de noviembre de 2023

Pasaron varios años desde que conocí la existencia de Drácula 75 hasta que, por fin, pude leerla. Según mis notas personales, eso debió suceder en algún momento entre 2016 y 2017, y no lo hice con el ejemplar original de Bruguera, sino en una impresión en papel, en A-4, realizada a partir de un archivo más o menos pirata de la obra. (Aún falta ese ejemplar en mi colección particular). Tengo recuerdos contradictorios respecto a mis impresiones tras la primera lectura de esta historia, y creo que la revisité varias veces hasta que, en 2018, hice una última lectura para corregir el texto y encajarla en el proyecto de Hammer Horror, uno de los volúmenes de Curtis Garland que me ha producido mayores satisfacciones.

Tengo el recuerdo del relato del viaje de un inglés por Transilvania, referencias al gobierno comunista de Rumanía, el descubrimiento de algunas viejas tumbas de los Drácula. Y una mujer. Y luego, un tour de force de regreso a Londres, diversos diarios, cartas, noticias de la prensa, crímenes, sangre... todos los recursos de la novela de Stoker utilizados para relatar que el creador del Conde Drácula se equivocaba... pero tenía toda la razón. Como es habitual en Curtis Garland, la historia, además, es un whodonnit.

Juan Gallardo era capaz de brillar como pocos en tan sólo veinte, veinticinco mil palabras. No me extraña que, después de mi experiencia con Hammer Horror, me pusiera por fin manos a la obra con Vampiros de Curtis Garland. Pero esa es otra historia, otro caso resuelto.

Portada de Vampiros de Curtis Garland, por Sergio Bleda.

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