"Invasor del más allá", de A. Thorkent (Ángel Torres Quesada; La Conquista del Espacio nº143, Bruguera, Barcelona, 1973. Portada de Ángel Badía Camps).
He hecho una pequeña trampa y he leído esta novelita en la reedición de Ediciones B, "El Orden Estelar" nº4, Barcelona, 1998. Creo que es una versión idéntica a la original, y muy distinta de la que se editó en Robel, como explico más adelante... Si estoy equivocado, agradeceré cualquier corrección al respecto.
Traoll va a ser juzgado por sus crímenes en un planeta donde hace mucho, mucho tiempo que los jueces son innecesarios. Se considera que Traoll es un atavismo, una regresión innominable que ha intentado resucitar la animadversión existente en el pasado entre los delgaduchos rills y los cabezudos attolianos, dos razas que nacieron y evolucionaron en un mismo planeta y que durante siglos se enfrentaron en una guerra atroz. Todo aquello había quedado atrás, hasta que el terrible Traoll empezó su campaña para acabar con los rills.
La sentencia, de acuerdo con el juez, tendría que haber sido la muerte. Pero la pena máxima se descartó en Attol en el pasado, de modo que la condena para este desequilibrado que, al mismo tiempo, es una mente privilegiada y el mayor científico que ha existido nunca en el planeta, consistirá en enviar a Traoll muy lejos, en una nave que vagará eternamente sin rumbo... Las opciones para el condenado son pocas: la reflexión o el suicidio. Y la pena, según attolianos y rills, es justa.
Así, Traoll es expulsado para siempre, vaga durante siglos por el espacio en una cárcel volante que lo lleva más allá de su galaxia, a muchos años luz... hasta que una nave desconocida se cruza en su camino y, por supuesto, sucede lo inevitable...
Una novela del Orden Estelar de Thorkent, protagonizada no por los habituales Alice Cooper o Adan Vilagrán, sino por el mayor Loff Lumpel, que se encuentra con una situación bastante insólita: unos bestiales e inexplicables ataques a granjeros del agrícola planeta Ompya.
Ademas, esta es la primera de las historias de la "serie múrida", protagonizada por los bichos que Ángel Badía retrató en la portada. Curiosamente, en sus estudios sobre la obra de Thorkent, Carlos Saiz Cidoncha agrupó esta serie de cuatro novelas, de las cuales la primera y la cuarta ("Guerra en el triángulo solar", de la que hablaremos en breve) también forman parte de la saga del Orden Estelar, pero no la segunda ni la tercera.
En su revisión para la edición de Robel, el autor retocó la tercera de la serie múrida, "Surgieron de las profundidades", para encajarla en la saga principal (de esto también hablaremos pronto). Y la segunda novela, "La amenaza múrida", no la tengo (pero la tendré).
Al margen de estas cuestiones bibliográficas, la recomiendo fervorosamente. Muy disfrutable, muy divertida.
(Si no me equivoco, y tal y como indica esta reseña online, en la reedición de Robel de "Invasor del más allá" -volumen 17-, Thorkent sustituyó a Loff Lumpel por Vilagrán... y me gustaría saber cómo arregló ciertos detalles, como la trama amorosa entre el mayor del Orden Estelar y la chica guapa de turno...)
ÍTEM MÁS: Después de colgar esta reseña, el amigo Rubén Soto nos envía el enlace de la extensa reseña de José Carlos Canalda Cámara, donde explica con pelos y señales la relación entre las dos versiones de esta novela. Pero ¡cuidado!, que el artículo la cuenta enterita; espera a leerla para entrar aquí.
Un blog de micro reseñas bolsilibrescas realizado por Alberto López Aroca, mitógrafo creativo y escritor
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miércoles, 14 de mayo de 2014
lunes, 12 de mayo de 2014
Micro Reseña 97: "La plataforma de los dioses", A. Thorkent
"La plataforma de los dioses", de A. Thorkent (Ángel Torres Quesada; La Conquista del Espacio nº597, Bruguera, Barcelona, enero de 1982. Portada de Miguel García, que se volvió a utilizar en el número 732 de la misma colección).
El joven Dagh Darmon ha decidido quebrantar alguna de las leyes impuestas por los Señores de la Vida: se ha acercado peligrosamente a la Franja y, tal y como cuenta el viejo bocazas de Hegarle, allí pasan cosas muy raras: una luz baja del cielo y grupos de Señores aguardan la llegada de un carro volador que cargan para que, de inmediato, vuelva a ascender a la estrellas... Darmon es muy curioso y, al contrario que los miembros de su poblado, piensa que los Señores son tan humanos como cualquiera: una vez, vio en el campo, entre unos arbustos, a un Señor acuclillado, defecando...
Pero esa noche, Darmon tienta a la suerte cuando se introduce en uno de los vehículos de sus amos y señores; es sorprendido por uno de ellos y Darmon le raja la garganta... Y desde ese momento, se convertirá en un fugitivo.
Mientras tanto, en una plataforma espacial, Rock Lambda despierta de un prolongado sueño de animación suspendida que, para su sorpresa, ha durado nada menos que cinco siglos. El antipático computador de abordo, KAL 12, no arroja luz sobre lo que puede haber sucedido, y casi todos los demás durmientes estás muertos, momificados en sus cámaras...
Este es el planteamiento de otra gran novela del maestro Torres Quesada, otra de la saga del Orden Estelar (concretamente, de la serie del Imperio Galáctico) que no fue incluida en la edición de Robel. Historia frankmilleriana en algunos aspectos, sorprendente, y que en realidad no es "La fuga de Logan", tal y como yo empecé a sospechar en un principio, sino una historia mucho más terrible y cruda. Chapeau.
(Como indicábamos, la cubierta de Miguel García, basada en imágenes de la película de Disney "El Abismo Negro", se recicló en un número posterior de La Conquista del Espacio, concretamente en "Horror llovido del cielo", de Curtis Garland, que ya reseñamos debidamente en este espacio).
El joven Dagh Darmon ha decidido quebrantar alguna de las leyes impuestas por los Señores de la Vida: se ha acercado peligrosamente a la Franja y, tal y como cuenta el viejo bocazas de Hegarle, allí pasan cosas muy raras: una luz baja del cielo y grupos de Señores aguardan la llegada de un carro volador que cargan para que, de inmediato, vuelva a ascender a la estrellas... Darmon es muy curioso y, al contrario que los miembros de su poblado, piensa que los Señores son tan humanos como cualquiera: una vez, vio en el campo, entre unos arbustos, a un Señor acuclillado, defecando...
Pero esa noche, Darmon tienta a la suerte cuando se introduce en uno de los vehículos de sus amos y señores; es sorprendido por uno de ellos y Darmon le raja la garganta... Y desde ese momento, se convertirá en un fugitivo.
Mientras tanto, en una plataforma espacial, Rock Lambda despierta de un prolongado sueño de animación suspendida que, para su sorpresa, ha durado nada menos que cinco siglos. El antipático computador de abordo, KAL 12, no arroja luz sobre lo que puede haber sucedido, y casi todos los demás durmientes estás muertos, momificados en sus cámaras...
Este es el planteamiento de otra gran novela del maestro Torres Quesada, otra de la saga del Orden Estelar (concretamente, de la serie del Imperio Galáctico) que no fue incluida en la edición de Robel. Historia frankmilleriana en algunos aspectos, sorprendente, y que en realidad no es "La fuga de Logan", tal y como yo empecé a sospechar en un principio, sino una historia mucho más terrible y cruda. Chapeau.
(Como indicábamos, la cubierta de Miguel García, basada en imágenes de la película de Disney "El Abismo Negro", se recicló en un número posterior de La Conquista del Espacio, concretamente en "Horror llovido del cielo", de Curtis Garland, que ya reseñamos debidamente en este espacio).
viernes, 9 de mayo de 2014
Micro Reseña 94: "Conflicto en Lhupara", A. Thorkent
"Conflicto en Lhupara" de A. Thorkent (Ángel Torres Quesada; Héroes del Espacio nº122, Ceres, Barcelona, agosto de 1982. Portada de Miguel García, reciclada del nº204 de La Conquista del Espacio, Bruguera, 1974).
James Farmer pierde la memoria cuando su capsula espacial se estrella en mitad de un desierto. Lo primero que se encuentra conforme sale a luz de un sol desconocido es una araña gigante que quiere devorarlo. Farmer huye mientras escucha a sus espaldas los sonidos que emite la veloz y hedionda araña. Intenta buscar refugio en una oquedad entre las montañas, pero tropieza y... justo cuando la araña va a atraparlo, unas extrañas flechas metálicas se clavan en los ojos de la araña. Y la sorpresa es mayúscula cuando Farmer descubre que su salvador (salvadora, en realidad) es una bellísima amazona cuasi desnuda que monta a lomos de un enorme lagarto...
Este es sólo el comienzo de una extraordinaria novela de aventuras y fantasía, que contiene ecos de Philip José Farmer -o eso queremos pensar nosotros- y del "Cosecha roja" de Dashiel Hammett -en serio-. No vamos a estirar la sinopsis ni un milímetro, pues esta historia merece todas y cada una de las sorpresas que el Maestro Torres Quesada siembra a lo largo del camino: malos malísimos, buenos que quizá no sean tan buenos -pero puede que sí, claro-, hombres bestia a lomos de monstruosos caballos, razas de salvajes extraterrestres, luchas a espada, traiciones, enanos verdes, naves espaciales, enigmas envueltos en el lodo del pantano... Todo esto y mucho más en "Conflicto en Lhupara", una novela que pertenece a la saga del Orden Estelar de A. Thorkent (concretamente, a la serie del Imperio Galáctico) y que Carlos Saiz Cidoncha -en su artículo El Orden Estelar: La historia del futuro de Thorkent, publicado en Nueva Dimensión nº102- situó en el número 2 en el orden de lectura de la citada serie... aunque en la moderna edición de Robel se ha eliminado, lamentablemente, este emocionante relato de puro pulp clásico.
Volveremos en este blog en muchas más ocasiones sobre las obras de Thorkent, el autor de bolsilibros al que servidor de ustedes más leyó en otra época, y al que he regresado con muchas ganas y verdadero deleite.
No diré que se trata de un redescubrimiento, pues jamás me había olvidado de las novelas del gran Torres Quesada... pero en cualquier caso, es un placer volver a surcar el espacio con el autor que elevó la media de los bolsilibros de ciencia ficción de Bruguera.
James Farmer pierde la memoria cuando su capsula espacial se estrella en mitad de un desierto. Lo primero que se encuentra conforme sale a luz de un sol desconocido es una araña gigante que quiere devorarlo. Farmer huye mientras escucha a sus espaldas los sonidos que emite la veloz y hedionda araña. Intenta buscar refugio en una oquedad entre las montañas, pero tropieza y... justo cuando la araña va a atraparlo, unas extrañas flechas metálicas se clavan en los ojos de la araña. Y la sorpresa es mayúscula cuando Farmer descubre que su salvador (salvadora, en realidad) es una bellísima amazona cuasi desnuda que monta a lomos de un enorme lagarto...
Este es sólo el comienzo de una extraordinaria novela de aventuras y fantasía, que contiene ecos de Philip José Farmer -o eso queremos pensar nosotros- y del "Cosecha roja" de Dashiel Hammett -en serio-. No vamos a estirar la sinopsis ni un milímetro, pues esta historia merece todas y cada una de las sorpresas que el Maestro Torres Quesada siembra a lo largo del camino: malos malísimos, buenos que quizá no sean tan buenos -pero puede que sí, claro-, hombres bestia a lomos de monstruosos caballos, razas de salvajes extraterrestres, luchas a espada, traiciones, enanos verdes, naves espaciales, enigmas envueltos en el lodo del pantano... Todo esto y mucho más en "Conflicto en Lhupara", una novela que pertenece a la saga del Orden Estelar de A. Thorkent (concretamente, a la serie del Imperio Galáctico) y que Carlos Saiz Cidoncha -en su artículo El Orden Estelar: La historia del futuro de Thorkent, publicado en Nueva Dimensión nº102- situó en el número 2 en el orden de lectura de la citada serie... aunque en la moderna edición de Robel se ha eliminado, lamentablemente, este emocionante relato de puro pulp clásico.
Volveremos en este blog en muchas más ocasiones sobre las obras de Thorkent, el autor de bolsilibros al que servidor de ustedes más leyó en otra época, y al que he regresado con muchas ganas y verdadero deleite.
No diré que se trata de un redescubrimiento, pues jamás me había olvidado de las novelas del gran Torres Quesada... pero en cualquier caso, es un placer volver a surcar el espacio con el autor que elevó la media de los bolsilibros de ciencia ficción de Bruguera.
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La Conquista del Espacio nº204, 1974 |
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