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miércoles, 14 de mayo de 2014

Micro Reseña 99: "Invasor del más allá", A. Thorkent

"Invasor del más allá", de A. Thorkent (Ángel Torres Quesada; La Conquista del Espacio nº143, Bruguera, Barcelona, 1973. Portada de Ángel Badía Camps).

He hecho una pequeña trampa y he leído esta novelita en la reedición de Ediciones B, "El Orden Estelar" nº4, Barcelona, 1998. Creo que es una versión idéntica a la original, y muy distinta de la que se editó en Robel, como explico más adelante... Si estoy equivocado, agradeceré cualquier corrección al respecto.

 Traoll va a ser juzgado por sus crímenes en un planeta donde hace mucho, mucho tiempo que los jueces son innecesarios. Se considera que Traoll es un atavismo, una regresión innominable que ha intentado resucitar la animadversión existente en el pasado entre los delgaduchos rills y los cabezudos attolianos, dos razas que nacieron y evolucionaron en un mismo planeta y que durante siglos se enfrentaron en una guerra atroz. Todo aquello había quedado atrás, hasta que el terrible Traoll empezó su campaña para acabar con los rills.
La sentencia, de acuerdo con el juez, tendría que haber sido la muerte. Pero la pena máxima se descartó en Attol en el pasado, de modo que la condena para este desequilibrado que, al mismo tiempo, es una mente privilegiada y el mayor científico que ha existido nunca en el planeta, consistirá en enviar a Traoll muy lejos, en una nave que vagará eternamente sin rumbo... Las opciones para el condenado son pocas: la reflexión o el suicidio. Y la pena, según attolianos y rills, es justa.
Así, Traoll es expulsado para siempre, vaga durante siglos por el espacio en una cárcel volante que lo lleva más allá de su galaxia, a muchos años luz... hasta que una nave desconocida se cruza en su camino y, por supuesto, sucede lo inevitable...

Una novela del Orden Estelar de Thorkent, protagonizada no por los habituales Alice Cooper o Adan Vilagrán, sino por el mayor Loff Lumpel, que se encuentra con una situación bastante insólita: unos bestiales e inexplicables ataques a granjeros del agrícola planeta Ompya.
Ademas, esta es la primera de las historias de la "serie múrida", protagonizada por los bichos que Ángel Badía retrató en la portada. Curiosamente, en sus estudios sobre la obra de Thorkent, Carlos Saiz Cidoncha agrupó esta serie de cuatro novelas, de las cuales la primera y la cuarta ("Guerra en el triángulo solar", de la que hablaremos en breve) también forman parte de la saga del Orden Estelar, pero no la segunda ni la tercera.
En su revisión para la edición de Robel, el autor retocó la tercera de la serie múrida, "Surgieron de las profundidades", para encajarla en la saga principal (de esto también hablaremos pronto). Y la segunda novela, "La amenaza múrida", no la tengo (pero la tendré).
Al margen de estas cuestiones bibliográficas, la recomiendo fervorosamente. Muy disfrutable, muy divertida.
(Si no me equivoco, y tal y como indica esta reseña online, en la reedición de Robel de "Invasor del más allá" -volumen 17-, Thorkent sustituyó a Loff Lumpel por Vilagrán... y me gustaría saber cómo arregló ciertos detalles, como la trama amorosa entre el mayor del Orden Estelar y la chica guapa de turno...)

ÍTEM MÁS: Después de colgar esta reseña, el amigo Rubén Soto nos envía el enlace de la extensa reseña de José Carlos Canalda Cámara, donde explica con pelos y señales la relación entre las dos versiones de esta novela. Pero ¡cuidado!, que el artículo la cuenta enterita; espera a leerla para entrar aquí.

martes, 13 de mayo de 2014

Micro Reseña 98: "Terror en órbita", Curtis Garland

"Terror en órbita", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; La Conquista del Espacio nº86, Bruguera, Barcelona, abril de 1972. Portada de Miguel Badía).

La colaboración soviético-estadounidense da como resultado la primera plataforma espacial estable. Los astronautas que inauguran las investigaciones son, obviamente, un nutrido grupo de científicos pertenecientes a los dos bloques antaño enfrentados y ahora, al menos en el terreno de la carrera espacial, bien avenidos. Pero cuando nuestros astronautas no han hecho más que poner un pie en la plataforma, pierden la comunicación con la Tierra y uno de ellos aparece muerto de una forma en verdad extraña: sus huesos se han licuado.
Todo apunta a que, abordo de la Voskod-Star (Estrella del alba en rusoinglés), hay un saboteador. Pero los valientes científicos, aunque van cayendo uno por uno como patos de feria, no van a permitir que las diferencias políticas del pasado quiebren esta nueva unión, ¿verdad...? Y más todavía si entre chicos y chicas puede haber lío del que termina en boda...

El maestro Garland ejecuta una versión astronáutica de "Diez negritos" de Agatha Christie, entremezclado con el tema de "Alien: el octavo pasajero", pues la novela, como indica el título, quiere ser de terror.
Juan Gallardo ya era optimista en estos tiempos en lo que se refiere a las relaciones entre la Unión Soviética y los Estados Unidos (como sucede en "El único que volvió", título del que hablamos recientemente) y así, esta novela de anticipación escrita en 1972, se ha convertido hoy en una ucronía -parece que transcurre a finales del siglo XX, aproximadamente-.
No es de mis favoritas ni mucho menos, y la portada Miguel Badía ni es gran cosa, ni tiene mucho que ver con el interior del librito. Pero la verdad es que, como hemos dicho en otras ocasiones, Garland siempre se deja leer con agrado y nos lleva de la mano hasta el altar que, casi indefectiblemente, nos espera en la última página.


lunes, 12 de mayo de 2014

Micro Reseña 97: "La plataforma de los dioses", A. Thorkent

"La plataforma de los dioses", de A. Thorkent (Ángel Torres Quesada; La Conquista del Espacio nº597, Bruguera, Barcelona, enero de 1982. Portada de Miguel García, que se volvió a utilizar en el número 732 de la misma colección).

El joven Dagh Darmon ha decidido quebrantar alguna de las leyes impuestas por los Señores de la Vida: se ha acercado peligrosamente a la Franja y, tal y como cuenta el viejo bocazas de Hegarle, allí pasan cosas muy raras: una luz baja del cielo y grupos de Señores aguardan la llegada de un carro volador que cargan para que, de inmediato, vuelva a ascender a la estrellas... Darmon es muy curioso y, al contrario que los miembros de su poblado, piensa que los Señores son tan humanos como cualquiera: una vez, vio en el campo, entre unos arbustos, a un Señor acuclillado, defecando...
Pero esa noche, Darmon tienta a la suerte cuando se introduce en uno de los vehículos de sus amos y señores; es sorprendido por uno de ellos y Darmon le raja la garganta... Y desde ese momento, se convertirá en un fugitivo.
Mientras tanto, en una plataforma espacial, Rock Lambda despierta de un prolongado sueño de animación suspendida que, para su sorpresa, ha durado nada menos que cinco siglos. El antipático computador de abordo, KAL 12, no arroja luz sobre lo que puede haber sucedido, y casi todos los demás durmientes estás muertos, momificados en sus cámaras...

Este es el planteamiento de otra gran novela del maestro Torres Quesada, otra de la saga del Orden Estelar (concretamente, de la serie del Imperio Galáctico) que no fue incluida en la edición de Robel. Historia frankmilleriana en algunos aspectos, sorprendente, y que en realidad no es "La fuga de Logan", tal y como yo empecé a sospechar en un principio, sino una historia mucho más terrible y cruda. Chapeau.

(Como indicábamos, la cubierta de Miguel García, basada en imágenes de la película de Disney "El Abismo Negro", se recicló en un número posterior de La Conquista del Espacio, concretamente en "Horror llovido del cielo", de Curtis Garland, que ya reseñamos debidamente en este espacio).





domingo, 11 de mayo de 2014

Micro Reseña 96: "El único que volvió", Curtis Garland

"El único que volvió", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; La Conquista del Espacio nº395, Bruguera, Barcelona, marzo de 1978. Portada de Luis Almazán).

El astronauta Dean Forrester vuelve a la Tierra de la fallida misión americano-soviética Proyecto Eros seis años después de que se le declarara muerto. Eros es un misterioso cuerpo celeste -casi un planeta- que se coló en el sistema solar, un poquito más allá de donde está Plutón y los esfuerzos por conocer algo más de ese páramo helado han sido baldíos... hasta ahora.
Forrester sólo puede contar sus penurias, la soledad, la tristeza por la muerte de sus compañeros -que se pegaron el gran piñazo contra la superficie del planetoide-... y curiosamente, ha olvidado un período completo de tres meses de su estancia en Eros.
A su regreso a la vida normal, lo está esperando su esposa... y Jennifer Forrester se queda en estado, ¡qué felicidad!, pero resulta que a los tres meses de embarazo va a dar a luz a... bueno, a ¡seis niñas! de ojos color violeta, pelo plateado y miradas malignísimas... Vamos a ver, vamos a ver... ¿Tres meses? ¿Será que la señora Forrester se la pegó al astronautra con su mejor amigo? Eso es lo que piensa todo el mundo... hasta que a la NASA empiezan a llegar señoritas con partos múltiples  y muy, muy prematuros (¿un embarazo de 24 horas?; ¿y por qué no?).
Y todas esas criaturitas (hembras, hembras todas) crecen a velocidad vertiginosa, y... y las cosas empiezan a ponerse muy mal para el planeta Tierra.

Esta es una novela muy divertida y muy satisfactoria del gran Garland. Es, obviamente, una variante sobre el tema de "Los cuclillos de Midwich" de John Wyndham ("El pueblo de los malditos", que todo el mundo habrá visto en su versión original o quizás la de Carpenter), pero también bebe de otras fuentes.
Para empezar, me ha parecido una historia farmeriana (por Philip J. Farmer), y no en el sentido mitográfico creativo, sino porque se adentra en el tema de las relaciones sexuales con seres extraterrestres y sus resultados. Además, me parece una historia muy osada que, sinceramente, no sé muy bien cómo logró pasar la censura, pues los bebés "lanzaban miradas libidinosas" (en serio), y cosas así... Y sí, hay mucho sexo. De hecho, Dean Forrester se pone las botas con medio Cabo Cañaveral...
Pero mejor será no entrar en detalles y dejar que ustedes busquen esta novelita y pasen un par de horas estupendas. (Y no se echen las manos a la cabeza por esta historia de promiscuidad intergalactica , desmembramientos y monstruos, pues como es de esperar, por mucho pecado que se cometa y por mucha burrada que se insinúe, Curtis siempre se saca una buena boda de debajo del sombrero...)

sábado, 10 de mayo de 2014

Micro Reseña 95: "Los pajaritos ciegos", Lou Carrigan

"Los pajaritos ciegos", de Lou Carrigan (Antonio Vera Ramírez; La Huella nº81, Bruguera, Barcelona, mayo de 1976. Portada de Salvador Fabá. Reedición en Servicio Secreto nº1716, Bruguera,. 1983; y en Punto Rojo nº50, Ediciones B, 1994).
Servicio Secreto nº1716, Bruguera, 1983
El psiquíatra Amos Grant decide prestar sus servicios a la policía de Nueva York. Y llega en buen momento, pues hay un par de asesinatos aislados que presentan puntos en común: cuerpos cosidos a puñaladas y, detalle macabro, los ojos pinchados repetidamente con agujas (post-mortem, por suerte). Para llevar a cabo la investigación, Grant contará con la ayuda (o viceversa) del sargento de detectives Kester Hyde, que es un poli de los buenos, de los duros, de esos que molan.
El caso los llevará por lugares sórdidos, como una agencia de actores porno, discotecas con muchas luces (recordemos que estamos en los 70) ambientadas por grupos musicales compuestos no se sabe si por hombres o mujeres (porque ¡llevan el pelo muy largo!), la casa donde viven dos simpáticas ancianas -un poco raritas ellas- y otros lugares divertidísimos... Y por supuesto, los héroes tendrán que vérselas con asesinos a sueldo y con guapas mozas retozonas deseosas de echarse novio. Todo esto, con el trasfondo de una serie de crímenes que, al parecer, tiene su origen en los viejos buenos tiempos de un grupo de amigos, que cuando eran niños hicieron algunas cosas de las que quizá no estuvieran demasiado orgullosos...

Nuestro amigo, el escritor Carlos Díaz Maroto, tiene en altísima estima este thriller psicológico y bastante bestia del maestro Lou Carrigan, y no seré yo quien le lleve la contraria, pues me lo he pasado bien. Yo diría que la historia debe mucho a las muchas secuelas, imitaciones y knock-offs realizados sobre el clásico "Psicósis" de Hitchcock (ni me molesto en mencionar la novela original de Robert Blotch, eclipsada por el filme), y quizá con cierta terrorífica película que no voy a mencionar aquí para no dar más pistas... Todo esto, aderezado con una pareja de polis que, para variar, no son "el poli bueno y el poli malo", ni "los dos polis opuestos", pues en realidad, aunque uno sea un veterano y el otro un psiquiatra, ambos son muy buenos a la hora de repartir estopa.
Que sí, que está muy bien la novelita, y cuenta con detalles tan jodidamente escabrosos que, lo confieso, me revolvió las tripas. Muy recomendable.

(Otra reseña de esta misma novela, en Bolsilibros Bruguera, por Antonio Guerrero).

Punto Rojo nº50, Ediciones B, 1994.

viernes, 9 de mayo de 2014

Micro Reseña 94: "Conflicto en Lhupara", A. Thorkent

"Conflicto en Lhupara" de A. Thorkent (Ángel Torres Quesada; Héroes del Espacio nº122, Ceres, Barcelona, agosto de 1982. Portada de Miguel García, reciclada del nº204 de La Conquista del Espacio, Bruguera, 1974).

James Farmer pierde la memoria cuando su capsula espacial se estrella en mitad de un desierto. Lo primero que se encuentra conforme sale a luz de un sol desconocido es una araña gigante que quiere devorarlo. Farmer huye mientras escucha a sus espaldas los sonidos que emite la veloz y hedionda araña. Intenta buscar refugio en una oquedad entre las montañas, pero tropieza y... justo cuando la araña va a atraparlo, unas extrañas flechas metálicas se clavan en los ojos de la araña. Y la sorpresa es mayúscula cuando Farmer descubre que su salvador (salvadora, en realidad) es una bellísima amazona cuasi desnuda que monta a lomos de un enorme lagarto...

Este es sólo el comienzo de una extraordinaria novela de aventuras y fantasía, que contiene ecos de Philip José Farmer -o eso queremos pensar nosotros- y del "Cosecha roja" de Dashiel Hammett -en serio-. No vamos a estirar la sinopsis ni un milímetro, pues esta historia merece todas y cada una de las sorpresas que el Maestro Torres Quesada siembra a lo largo del camino: malos malísimos, buenos que quizá no sean tan buenos -pero puede que sí, claro-, hombres bestia a lomos de monstruosos caballos, razas de salvajes extraterrestres, luchas a espada, traiciones, enanos verdes, naves espaciales, enigmas envueltos en el lodo del pantano... Todo esto y mucho más en "Conflicto en Lhupara", una novela que pertenece a la saga del Orden Estelar de A. Thorkent (concretamente, a la serie del Imperio Galáctico) y que Carlos Saiz Cidoncha -en su artículo El Orden Estelar: La historia del futuro de Thorkent, publicado en Nueva Dimensión nº102- situó en el número 2 en el orden de lectura de la citada serie... aunque en la moderna edición de Robel se ha eliminado, lamentablemente, este emocionante relato de puro pulp clásico.
Volveremos en este blog en muchas más ocasiones sobre las obras de Thorkent, el autor de bolsilibros al que servidor de ustedes más leyó en otra época, y al que he regresado con muchas ganas y verdadero deleite.
No diré que se trata de un redescubrimiento, pues jamás me había olvidado de las novelas del gran Torres Quesada... pero en cualquier caso, es un placer volver a surcar el espacio con el autor que elevó la media de los bolsilibros de ciencia ficción de Bruguera.

La Conquista del Espacio nº204, 1974



jueves, 8 de mayo de 2014

Micro Reseña 93: "Querida Katty", Silver Kane


"Querida Katty", de Silver Kane (Francisco González Ledesma; Selección Terror nº9, Bruguera, Barcelona, abril de 1973. Portada de Alberto Pujolar).

Unos policías encuentran el cadáver de una chica en un pantano. Más o menos al mismo tiempo, la joven y atractiva Katty Wolseley entra en posesión de la herencia que le ha legado su tía: un caserón a las afueras de San Francisco. La tía de Katty fue asesinada en circunstancias extrañas, y la casa no es lo que parece: se suponía que la tía de Katty daba clases a jovencitas, pero allí lo que tenía montado era un prostíbulo... Katty empieza a recibir llamadas obscenas y, durante su primera noche, es violada por un individuo monstruoso que va, literalmente, vestido como el Conde Drácula... Por suerte, Katty pierde el conocimiento durante el ultraje, pero cuando despierta se encuentra con que el violador sigue allí.. muerto y sin una gota de sangre en el cuerpo.
El abogado que gestiona la herencia tiene especial interés en que Katty venda la propiedad y se largue de allí (con razón, piensa el lector), y lo mismo sucede con el guaperas del sobrino del abogado, que aparece por la casa para proteger a Katty de violadores chupasangres y de jefes de policía que estaban en el negocio del prostíbulo...
Y por si esto fuera poco, a Katty le queda la duda de si será cierta la historia sobre la hija adoptiva de su tía, a la que encontraron en el Amazonas y que, según cuentan, fue criada por murciélagos vampiro...

Así, en frío, este argumento disparatado puede resultar bastante atractivo (seguro que os están entrando ganas de leerla), pero la verdad es que la novela no se sostiene. Estoy convencido de que el maestro Silver Kane se escribió la novela en dos noches (o quizá sólo una), improvisando todo lo improvisable (cosa que me parece bien), pero sin prestar la más mínima atención a la coherencia interna del texto o a la solidez de los personajes, que no son más que una panda de machos violadores abusadores hijos de puta.
Repito, esto podría tener su intríngulis, pero ni con los vampiros atómicos (en serio) se arregla este temprano desaguisado de la colección Terror de Bruguera. Una pena, porque la historia tiene el impecable estilo de González Ledesma, pero ningún fuste. (Me he acordado de una novela corta de mi buen amigo Juan García Rodenas, un "Elseworlds" sobre Tarzán cuyo punto de partida, el lector avispado ya habrá adivinado...)
Fantástica, eso sí, la portada de Pujolar, que sí ilustra el relato.


lunes, 5 de mayo de 2014

Micro Reseña 92: "El ser", Marcus Sidereo

"El ser", de Marcus Sidereo (María Victoria Rodoreda Sayol; La Conquista del Espacio nº311, julio de 1976. Portada de Miguel García).

Un coñazo no insufrible, porque lo he aguantado (malamente) hasta el final.
Parábola (acertada en parte) de una civilización post-humana, es decir, robótica, dotada de inteligencia y "humanidad" (suponemos que "organicidad", valga el palabro) por El Ser que da título a la novela, una criatura que, por desgracia, no es el simpático marciano malvado verdoso que retrata Miguel García en la prometedora portada, sino un trasunto de Dios -de "Dios" en plan Yavé, no "Dios" en plan Star Trek-. La historia está narrada en un tono cuasi bíblico, vemos pasar las generaciones y los hijos de los hijos, y los robots humanos son exactamente lo mismo que sus predecesores: una panda de ingenuos y también una panda de hijos de puta que terminan drogándose, yendo de putas y haciendo la guerra. Pero ¿al menos hay un gran castigo final para todos, como El Ser prometía? Pues no. Los justos (dos o tres) se salvan.
¿Hay mensaje? Sí. ¿Me gustan los simplistas planteamientos ideológicos de la historia? Sí, claro; a mí también me gusta la paz y el buen rollo, y también soy consciente de que siempre viene un gilipollas (un robot gilipollas, en este caso, y tiránico) a joder el día.
Castaña epopéyica gorda, que no obstante, está bien escrita y, repito, he leído hasta la última línea. Aunque bien me la podría haber ahorrado.
Supongo que, antes o después, volveré a Marcus Sidereo, aunque no sea más que por las amables palabras que le dedica nuestro amigo Llosef en su blog... quizá he tenido mala suerte y he dado con una novela mala de narices, sencillamente.

domingo, 4 de mayo de 2014

Micro Reseña 91: "Escrito en el tiempo", Silver Kane


Escrito en el tiempo, de Silver Kane (Francisco González Ledesma; La Conquista del Espacio nº181, Barcelona: Bruguera, enero de 1974. Portada de Alberto Pujolar).


Milton es de los que se gasta el dinero en los bares. Trabaja como técnico en Secretville (Arizona), una ciudad a la que sólo se puede acceder con un permiso especial, pues es el lugar donde viven las personas relacionadas con las pruebas nucleares subterráneas realizadas por el Gobierno de los Estados Unidos en aquella zona.
Además, Milton es un violador y asesino de mujeres con cierta experiencia, aunque con poca capacidad de continencia. Cuando se las arregla para capturar una nueva víctima a las afueras de la ciudad y arreglar su crimen para que parezca un accidente automovilístico, las cosas empiezan a torcerse. Para empezar, tras su nueva "hazaña", Milton se pega un piñazo con su Harley Davidson y un desconocido vestido de negro corre a socorrerlo. Ese mismo desconocido ofrecerá su propia sangre en el hospital de Secretville donde Milton está moribundo...
Cuando Milton se recupera, las cosas empiezan a parecer distintas: el bar de Joe, adonde suele ir a emborracharse, tiene un aspecto diferente: hay una pantalla de televisión que ocupa toda una pared, así como una máquina que hace cócteles automáticos y a la carta, y...
Pero no. No todo ha cambiado. Algunas cosas siguen siendo las mismas de siempre. Por ejemplo, su querida amiga Elena, ciega, a la que Milton le debe la vida. Y las cosas perras de la vida siguen ahí, como una pareja de agentes del FBI que le están pisando los talones.
Y no obstante... No obstante, Milton se ha percatado de que no sólo al bar de Joe (que de repente, vuelve a ser el de siempre) le están pasando cosas raras... Y si a esto le añadimos la aparición de un viejo conocido de Milton, un tipo de la mafia que quiere liarlo para realizar una ambiciosa operación relacionada con un montón de droga, podemos decir que la vida del bastardo de Milton se está complicando por momentos.
Y eso que todavía no sabe quién era ese tipo tan extraño que lo auxilió en su accidente...

Grande no, ¡grandísima novelita! del gran Silver Kane, del que no conocía su faceta como autor de ci-fi (me consta que escribió tres títulos más para La Conquista del Espacio, así como un buen montón de novelas de "espionaje fantástico" para la colección Enviado Secreto de Bruguera).
Este curioso híbrido entre episodio de Twilight Zone, novela de Jim Thompson e historia de gángsters setentera me ha parecido, sencillamente, el mejor título que he leído dentro de la colección donde se publicó. Que esta historia no sea más conocida y que no esté reeditada me parece no sólo una pena, sino un error gravísimo. Los aficionados a la ciencia ficción, o simplemente a las buenas historias bien escritas, se están perdiendo un auténtico clásico que reinvindico no desde la nostalgia (pues nunca antes lo había leído), sino desde la perplejidad que me produce saber que, en las listas de "las mejores historias fantásticas españolas", no figure este excepcional título.
Me quito el sombrero ante el Maestro González Ledesma.

(Los otros títulos de Silver Kane en LCDE son: "La casa del frío eterno" (nº169); "El cerebro" (179) y "Mil millones de ojos" (182). No los tengo, y ardo en deseos de hacerme con ellos para devorarlos. Lo único que lamento, a priori, es que Silver Kane no escribiera muchos más en este terreno...)

sábado, 3 de mayo de 2014

Micro Reseña 90: "El secreto de los yetis", H.S. Thels


"El secreto de los yetis", de H.S. Thels (Enrique Sánchez Pascual; Espacio: El Mundo Futuro nº170, Toray, Barcelona, 1959. Portada de Jorge).

Una inteligente, temprana, y tirando a melodramática aproximación al asunto del Abominable Hombre de las Nieves, que en 1959, año en que Sánchez Pascual escribió esta novela, estaba bastante de moda y era algo relativamente novedoso en España (y en el resto del mundo, en realidad). La portada de Jorge (algún día descubriré cómo se apellida este ilustrador) me parece maravillosa, muy evocadora, efectiva, y una delicia multicolor y pastelosa (pero con largos colmillos).





Un reportaje sobre el Yeti en la revista Diez Minutos, 1954.
Muy anterior a la versión que Curtis Garland realizó en 1975 (y que ya reseñamos aquí), la de un Sánchez Pascual enfundado en su heterónimo H.S. Thels, también se inspira en la película The Abominable Snowman (1957) de Val Guest (con Peter Cushing), y echándole un poco de imaginación, podríamos decir que funcionaría como secuela del filme.

Una periodista francesa reúne a sus amigos de la universidad (todos ellos afamados científicos) para montar un pequeña expedición en busca del novio de la chica, un reportero fotográfico que ha desaparecido -presumiblemente, ha muerto- en el Himalaya durante su viaje para determinar de una vez por todas la inexistencia del Yeti. Lo único que ha quedado de él ha sido una cámara fotográfica con las consabidas fotografías de huellas gigantescas de pies humanos en la nieve...
Una parte demasiado importante de la novela se desarrolla entre los dimes y diretes de los amigos de la periodista y sus giros y piruetas para abortar el proyecto. Pero la chica, tozuda, se larga solita... o casi, pues uno de los amiguetes franceses se apunta, en plan cuidador: "No podemos permitir que una mujer realice sola ese viaje". Y además, el amiguete en cuestión tiene planes ciertamente libidinosos para el trayecto...
Todo esto podría parecer un tostón de primera, pero no lo es, porque está muy bien contado. Y además, la obra cuenta con personajes muy interesantes, como el guía indio que había acompañado al fotógrafo en su primer viaje -y que se apunta de nuevo a esta presumible catástrofe exploratoria-, o detallitos curiosos acerca de religiones raras del Tibet que, sinceramente, no me he parado a buscar en Wikipedia ni en parte alguna, y que son tan pintorescos como sangrientos -nada que ver con el lamaísmo de "Tintín en el Tibet" o de otras historias yetiescas.
El monstruo se hace de rogar, pero cuando sale, la verdad es que da gusto verlo -o leerlo-. Y el final contiene un twist que habría sido impredecible para mí, de no ser porque conozco la vieja historia de Joseph Jorkens (escrita por Lord Dunsany) acerca de los yetis... y los platillos volantes.

Definitivamente, me gusta, aunque se le vean los cables y muchos puntos estén cogidos con pinzas (y eso sin contar con el final precipitado, etc). Me ha dejado buen sabor de boca. Y eso, junto con la cubierta, me basta.

Me gustaría mucho leer la versión del tema escrita por Héctor Germán Oesterheld con el pseudónimo de L.P. Parker, "Monstruo de las nieves", publicada en la argentina colección Sideral nº14 de Editorial Póker, en septiembre de 1967. (Más información sobre esta colección, en nuestro blog amigo Bolsilibros).
Portada de Larrea para Sideral nº14 (Argentina, 1967), cortesía del blog Bolsilibros
Sánchez Pascual, bajo otro de sus muchos nomes de guerre (concretamente el de Alex Simmons), también tuvo a bien escribir su propia crónica sentimental novelesca dedicada al primo yanqui del Yeti, esto es, el Bigfoot, en otra novela de la que también hablamos aquí en su momento: "El misterioso Bigfeet".
Los antropoides peludos gigantes, definitivamente, molan.

viernes, 2 de mayo de 2014

Micro Reseña 89: "Ahorcado, dame tus ojos", de Curtis Garland


"Ahorcado, dame tus ojos" de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Thanatos nº13, Ediciones Forum, Barcelona, marzo de 1985. Portada de Prieto - Agencia Norma).
 El gran Juan Gallardo, en esta su etapa post-Bruguera, nos ofrece una de sus producciones gótico hammerianas más explícitas, aunque no basada en ningún film de la productora británica que yo conozca:

Estamos en algún momento del siglo XIX (finales) y el doctor Frank Shelley, salido del londinense Bart's (el hospital donde hizo las prácticas y estudió el buen doctor John H. Watson), va de camino a algún rincón centroeuropeo para tratar los extraños males de un Gran Duque. Ya cerca de su destino, la diligencia se detiene en mitad de la noche justamente al lado de un ahorcado, otro noble, en este caso un criminal al estilo Giles de Rais, al que el pueblo ha juzgado, condenado y ejecutado. Mientras la diligencia sigue de camino, un par de figuras envueltas en macfarlanes salen de la arboleda, descuelgan al ahorcado, lo decapitan y se llevan la cabeza en una caja de sombreros.
El joven doctor Shelley, a su llegada a la mansión/castillo, se encuentra con el Gran Duque, su exhuberante amante (salida directamente de algún cartel de la Hammer, una vez más), y el siniestro, psicopático y odioso hijo ciego del patrón, un niñito que se dedica a sacarle los ojos a cada bicho que cae en sus manos...
Junto con Shelley llega la nueva institutriz austríaca que habrá de enderezar al chaval... pero eso sucede, claro, después de que los misteriosos trasuntos de Burke y Hare (o de Frankenstein y su jorobado) hayan realizado una operación quirúrgica condenada por hombres de ciencia y, sobre todo, por la iglesia...
Y el niño, milagrosamente, vuelve a ver. Y por supuesto, los crímenes comienzan a sucederse (ojos fuera todo el rato y otras lindezas...), y nadie parece estar a salvo, aunque todos sepamos que el doctor Shelley es el bueno de la película y que, al final, tendrá que casarse con alguien por obra y gracia de Curtis Garland...

Más desparramada, gore y splatter que otras novelas del Maestro, "Ahorcado, dame tus ojos", me ha parecido un típico Garland de terror victoriano, con sus referencias obvias a clásicos del terror y a las turgencias femeninas. No es, ni de lejos, la mejor obra de Juan Gallardo, pero la ejecución es impecable, los ambientes son perfectos (siempre hay un majísimo perrito junto al fuego que se percata de que en la sombrerera hay algo raro), y aunque a mí no me ha matado la historia, reconozco que está bastante, bastante bien. Tanto, que diversos amigos de La Tercera Fundación tuvieron a bien comentar esta obrita en su imprescindible base de datos: aquí tienen el enlace para leer dichas opiniones.

jueves, 1 de mayo de 2014

Micro Reseña 88: "Terror en la Antártida", Joseph Berna



"Terror en la Antártida" de Joseph Berna (José Luis Bernabéu López, Selección Terror nº541, Bruguera, Barcelona, julio de 1983. Portada de Antonio Bernal).

Lo prometido es deuda: tal y como adelantaba en la reseña de "Cazadores de fantasmas", obra también de Joseph Berna, he vuelto a picar. Y gracias a la magnífica portada del tristemente desaparecido Antonio Bernal, que prometía... bueno, ¿qué es lo que veía yo en esa portada desde que era un chavalito? Básicamente, una INCREÍBLE aventura de exploradores antárticos enfrentados a misterios insondables que, en algún momento, tomarían la forma de un monstruo gigante y recubierto de pelo blanco, una suerte de "El yeti viaja al Polo Sur". O, más concretamente, una revisión de "Who Goes There?" de John W. Campbell Jr. ("La cosa" de Carpenter, para los amigos), y quizá un toque lovecraftiano salido de "En las montañas de la locura"... ¿Era posible, incluso, que estos pioneros de los hielos se toparan con los esqueletos de Arthur Gordon Pym y Dirk Peters? ¿Acaso la forma blanca que aquellos dos atribulados marinos del siglo XIX se hubieran topado con una gran figura blanca envuelta en brumas, y que esa figura fuese... UN MONSTRUACO DE LOS BUENOS?
Como diría alguno de mis críticos más feroces: "Imaginación. El problema es que este caballero tiene demasiada imaginación".
Y en este caso es cierto, pues esa portada de Bernal se habría merecido, como mínimo, una buena historia, y no el apático relato de persecución de tetas y culos que nos brinda Joseph Berna.

La sinopsis es la siguiente:

Una base norteamericana en la Antártida (una Antártida repleta de osos polares -detalle que hará las delicias de amigos como José Manuel de Cárdenas-, los cuales no aparecen en ningún momento... quizá porque allá abajo NO HAY osos polares). De la nada sale un monstruo de dos metros y medio (un monstruo ANTÁRTICO, y eso debe quedar claro, pues es un adjetivo exótico que a Berna le gusta y lo utiliza una y otra vez). El monstruo se carga de vez en cuando a los miembros de la base, y también a los perros de los trineos (porque Berna había visto "La cosa" de Carpenter y se acordaba de los perros). Al mismo tiempo, se sucede el drama: hay dos chicas en la base (la que se deja y la que se deja, pero menos) y un maromo al que conquistar. Y mientras los compañeros mueren a manos del monstruo, el trío erótico-festivo está a ver en qué habitación se mete para mostrar y tocar tetas, etc. Que de esto último es de lo que va la historia, pues lo del monstruo es anecdótico.
Y todo esto, con el habitual estilo puntoyapártico del autor, los chistes imposiblemente tontos, la inexistencia de unos personajes que lo mejor que podrían haber hecho era morir antes de haber nacido... En fin, un desastre como pocos he leído en mi vida.

De nuevo, Joseph Berna compone un auténtico manual inverso para escritores. Y lo digo sin acritud... aunque en esta ocasión, ni siquiera me ha arrancado una sonrisa la ingenuidad de su prosa. Con todo el dolor de mi corazón, debo decir aquello de: "Santo Tomás, dos... y ni una más".

miércoles, 30 de abril de 2014

Micro Reseña 87: "Las ratas están locas", de Curtis Garland


"Las ratas están locas" de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror nº181, Bruguera, Barcelona, agosto de 1976. Portada de Desilo).

Para esta curiosa novela, a caballo entre película de James Bond (pero sin James Bond) y novela de terror ratesco de James Herbert, el Maestro Juan Gallardo se marcó un comienzo con ecos de la maravillosa serie televisiva "El Prisionero" de Patrick McGoohan, con un villano, como decíamos, a lo Doctor No, y un fofo protagonista que no es otra cosa sino el consabido periodista intrépido/víctima que poco tiene de heróico y mucho de galán ñoño de segunda categoría.
La historia transcurre en el futuro (concretamente en el año 1988) y, al contrario que en las novelas de Johnny Garland, el mundo no ha devenido en un lugar perfecto, con naves voladoras que nos llevan a Marte cuando se nos antoja, sino que por una vez, se parece mucho a lo que fue el año 1988. Hay grupos terroristas absurdos que pululan por aquí y por allá, catástrofes naturales, etc... En este realista contexto, el periodista Alex Miller -un hacha en su oficio- recibe una exclusivísima invitación del premio Nobel Arístides Markiewicz para una reunión de gravísima importancia que tendrá lugar en la Nochevieja de 1988, en un refugio secreto de las Montañas Rocosas. Se prometen revelaciones que harán cambiar el curso de la historia.
Alex, por su puesto, tiene una novia (Crystal) que no podrá acompañarlo a la dichosa reunión secreta... La chica es tan maja que ni siquiera se enfada porque su hombre vaya a pasar el Año Nuevo en algún lugar desconocido y vete a saber con quién. Así da gusto.
El problema es que, cuando Alex regresa, trae consigo una secretaria macizorra salida de la nada -cosa que no le hace ninguna gracia a Crystal-, y a todo esto, el mundo está sufriendo una paulatina invasión de ratas inteligentes asesinas -pero no gigantes ni de Sumatra, mecachis-.
Y... bueno, pues eso es lo que hay si no queremos destripar la novela a los lectores.
Entretenida, sin demasiado terror y sin demasiado asquito, gore ni chicha sanguinolenta, a pesar de que la historia se prestaba sobremanera. En fin, un Garland siempre se deja leer bien.

Otra reseña de esta novelita en el blog The Jamaa Fanaka Experience.

martes, 29 de abril de 2014

Micro Reseña 86: "Viaje al pretérito" / "Huída al pasado", de Law Space

Huida al pasado; portada de Fersán, 1958. (Imagen cortesía del señor Norni Norni).

"Viaje al pretérito", de Law Space (Enrique Sánchez Pascual; Héroes del Espacio nº145, Ediciones Ceres, Barcelona, enero de 1983. Portada de Miguel García, reciclada de La Conquista del Espacio nº221, 1974).

La Conquista del Espacio nº221; cubierta de Miguel García.
Con esta entrada, inauguramos oficialmente una nueva investigación, cuya primera pista nos la ofreció el amigo Carlos Bejarano en comunicación privada, tal y como explicamos en la micro reseña correspondiente a la novela "La pesadilla de los hipogeos": el señor Bejarano apuntó que esa obra se reeditó años después, no sólo en otra colección de la editorial Toray, sino que Sánchez Pascual le cambió el título y la coló hábilmente una vez más en la colección Héroes del Espacio de Bruguera como "El mundo de los nictálopes".
Así, tras leer "Viaje al pretérito" y contrastar el argumento con otros títulos y cubiertas de obras de Law Space en las diversas colecciones de Toray, hemos llegado a la conclusión (aun sin haber contrastado ejemplares físicamente) de que nuestra novela no es otra sino "Huída al pasado" (Espacio: El Mundo Futuro nº110, Toray, 1958), que se volvería a editar con ese mismo título en Galaxia 2001 nº326, Andina, 1984 (tan sólo un año después de la edición de Bruguera que nosotros hemos leído).
Todo apunta a que una parte importante de los títulos de Law Space publicados en la colección Héroes del Espacio son obras antiguas, con el título cambiado y recicladas, posiblemente sin mayores cambios. Una astucia de escritor que, sinceramente, aprobamos sin mayores reservas. Esperamos que, con tiempo, acabemos por identificar todas esas pícaras reediciones camufladas como obras nuevas.
Hemos llegado a "Viaje al pretérito" (o "Huída al pasado") gracias, una vez más, a nuestro buen amigo, el coleccionista, connoisseur y escritor Antonio Guerrero González, que en una conversación abierta por el curtisólogo Andrés Peláez Paz en Facebook acerca de los títulos de Weird Western, apuntó este título como una suerte de "Weird Western nacido en una colección de ciencia ficción" (una idea que abre nuevas posibilidades a la búsqueda de ejemplares dentro de este curioso género).
Y el señor Guerrero González tenía razón, pues este título escrito y publicado por Sánchez Pascual en 1958, se puede considerar un Weird Western... afirmación que, sin duda, se presta a la polémica y a la discusión.

Portada de autor desconocido, en Galaxia 2001 nº326, 1984. (Imagen cortesía del señor Norni Norni).

Estamos en el siglo XXI (es decir, la novela transcurre en dicho siglo, o poco después). Europa fue devastada en una guerra nuclear y en esas tierras inhóspitas tan sólo han prosperado unos pobres y monstruosos mutantes. A todo esto, el doctor Charles Templer, propietario del simpático robot Wilky, es el biólogo que ha logrado erradicar cualquier tipo de enfermedad infecciosa de carácter bacteriano o vírico... pero ahora, su gobierno (el ganador de la contienda bélica) le ha encargado que recree las cepas de enfermedades más mortíferas para soltarlas sobre los restos de Europa y exterminar a los mutantes para poder colonizar la tierra inhóspita con total tranquilidad. Templer, que es un buen tipo, se niega en redondo, pero el tiránico gobierno le suelta a uno de sus perros, un tal inspector Fermont, para que recapacite. Fermont le recita a Templer el artículo 123 del Reglamento de la Ciudadanía: "Cuando por alguna causa se proceda contra la seguridad mundial del Gobierno del Planeta, éste está en su derecho de sacar a los hijos o protegidos de los encartados, alejándolos de la nociva influencia de sus padres o tutores. Los hijos pasarán seguidamente a una institución mental, donde se les borrarán todos los recuerdos familiares, siendo destinados a centros de enseñanza, donde podrán convertirse en seres aptos para la comunidad..." Vamos, un poco como lo que hoy le puede pasar a cualquiera en nuestro abominable siglo XXI.
Además, Fermont no farolea: ya se ha llevado al pequeño Thomas, el hijo de Templer, a uno de esos estupendos centros de reeducación.
No obstante, tan sólo un día antes de estos acontecimientos, el doctor Templer había recibido la visita de un viejo compañero universitario que, por circunstancias azarosas de la vida, aseguraba haber terminado en poder de una máquina del tiempo... De modo que Templer y señora, ni cortos ni perezosos y dando por perdido a su hijo, se largan nada menos que al siglo XIX, al salvaje Oeste... eso sí, con los malos pisándoles los talones (en sentido de viaje espacio temporal, claro).
Y ahí es donde empieza la aventura.
Una brevísima novela de ciencia ficción a porrillo (ya ve el lector: mutantes, distopías, guerras nucleares, viajes en el tiempo, robots), que parece un episodio fantástico de "Bonanza" (aunque se publicó una año antes de que la serie televisiva se estrenase), en el que no faltan los rancheros, los tiroteos, los vaqueros, ni las reses enfermas...
Muy recuperable, muy divertida, muy recomendable. Sin duda, Sánchez Pascual es uno de los más desatendidos pioneros del fantástico español a reivindicar.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Micro Reseña 84: "Algo demasiado horrendo", Peter Debry


"Algo demasiado horrendo", de Peter Debry (Pedro Víctor Debrigode; Punto Rojo nº425, Bruguera, junio de 1970; portada de Rafael Cortiella).

Por la portada (y la colección) de esta novelita del maestro Debry, nade diría que estamos ante un título francamente insólito... pues no se trata de una historia policíaca estándar, ni de un relato de espías, sino de un pastiche de "Los Vengadores" donde John Steed y Emma Peel se convierten en Archer Holigan y Evelyn Brent, agentes de una agencia británica de seguridad comandada por el vegetariano Gran Patrón... y tendrán que enfrentarse nada menos que a unos zombis que andan sueltos por los barrios bajos de Londres.

Un hombre se cuela en la jaula de un zoo y muere a manos de un chimpancé. ¿Una imprudencia? No, un intento de robo... Pero los agentes Holigan y Brent no tienen que investigar esa extraña muerte, más o menos accidental porque Interior esté interesado en los monos, sino porque el individuo llevaba ya muerto y enterrado varios meses...
En el Departamento de Investigaciones Científicas, unos siniestros doctores trabajan duro para reanimar cadáveres, y el difunto profesor Frolick legó su cerebro (que se conserva en un tarro de cristal y está todavía vivo) a sus compañeros del proyecto...
Y Lazarus Chrichton, un capellán y antiguo compañero de Holigan durante la Revolución Mau-Mau, que renegó del cristianismo y montón su propia religión druídica basada en la reencarnación y la resurrección de la carne, presenta en público a Jasper Rains, un tipo que acaba de salir de la tumba. El interrogatorio de Evelyn Brent no tiene desperdicio:
"-¿De qué murió usted?
-¿Eh? Ah, pues no sé. La gente como yo se limita a morir, señorita. No gastamos enfermedades caprichosas ni medicinas caras. Nos morimos. Así, sin más.
-¿Qué decía el certificado de muerte, Rains?
-No estaba yo en posición apropiada para poderlo leer, señorita.
-¿Qué día murió?
-No llevaba cuenta de los días. Era antes de la Pascua Florida.
-Seguimos estando antes de la Pascua de Resurrección, Jasper.
-Ah, entonces he muerto recientemente. Era un día de la semana.
-¿Dónde vive?
-Normalmente, duermo por los matorrales cuando el tiempo es bueno. Pero paso el invierno por las granjas donde, salvo que hay que trabajar un poco, le dan a uno pitanza, calor y cama.
-¿No tiene usted un trabajo fijo? -intervino Holigan.
-No, señor. Me inscribí en los parados, pero no hay manera..."
Y todos los zombis que van apareciendo (a excepción del señor Rains) son antiguos trabajadores del Departamento de Investigaciones Científicas, ya fallecidos.

Peter Debry, después de haber visto un buen puñado de episodios de "Los Vengadores", desata su más ácido sentido del humor en esta negra comedia de agentes poco secretos que tienen su "sala de interrogatorios" en el garaje de casa, de hembras intrépidas, de muertos vivientes, de doctores chiflados, y de brillantes secundarios como el agente Charles Lafayette, un negro jamaicano que se mete al servicio secreto británico para "contar con alguna experiencia" en su futuro puesto como ministro de su país...
No conocía esta faceta satírico-paródica de Debrigode, pero me ha encantado. Sin ser una de esas "buenas novelas negras" a las que ya me estoy acostumbrando, el cambio es sumamente refrescante, original y más que válido: ahora resulta que Debry también era un pastichero muy cercano a la mitología creativa...
En fin: esta es una gratísima sorpresa, sólo una de las muchas que, estoy seguro, me depara la lectura de la amplísima producción de este Maestro que, repito, debería estar más reconocido y reeditado.
¡Muy bien! ¡Y además salen monos!

sábado, 7 de septiembre de 2013

Micro Reseña 83: "Murió mil veces", Curtis Garland


"Murió mil veces", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; La Conquista del Espacio nº180, Bruguera, enero de 1974; portada de Alberto Pujolar).

En una noche de Carnaval en Londres, un grupo de amigos y amigas borrachos y disfrazados (de Jack el Destripador, de Dick Turpin, de María Estuardo, de Julieta Capuleto...) se encuentran en mitad de la calle con el cadáver de un hombre vestido a la moda de finales del siglo XIX. A continuación, un siniestro individuo disfrazado de esqueleto (con un rostro demasiado realista) se aproxima a ellos para ayudarlos, pero desaparece cuando llega un automóvil conducido por Carter Bridell, conservador del Museo Histórico Cromwell que, profundamente deprimido (pues a su bella novia le han diagnosticado un tumor cerebral incurable y la chica está agonizando en un hospital), se ofrece para echar una mano, encargarse de dejar a las chicas del grupo en un lugar menos inhóspito a esas horas de la noche (y con esa niebla que está cayendo, madre mía) y avisar a la policía.
Hasta aquí todo estaría dentro de lo "normal". Pero cuando Carter regresa con un bobby al lugar donde se encuentra el cadáver, los disfrazados han desaparecido como por ensalmo. Y cuando suben el cadáver a la ambulancia, tanto el policía de a pie como Carter se percatan de que el disfraz del muerto es realmente bueno... parece sacado de 1850. Y las cosas siguen poniéndose raras en el momento en Carter se percata de que, aunque deben ser las 4 de la madrugada, su reloj marca las doce. Lo mismo que el del agente.
Y lo mismo que el reloj que lleva puesto el muerto.
Esto no sería más que una anécdota si la ambulancia no se hubiera estrellado, y si Carter, al conseguir salir de entre los hierros, no se hubiera pegado el susto del siglo al escuchar una voz a sus espaldas que le dijo: "¿Me busca a mí, señor Bridell?"
Por supuesto, se trata del cadáver...

Así da comienzo "Murió mil veces", otra novela de inmortales del maestro Garland, que inevitablemente tendremos que comparar con el clásico "Yo, Lázaro" (su primera incursión en La Conquista del Espacio) y con "El señor del tiempo" (una tardía revisión del tema escrita y publicada en 1984 en Héroes del Espacio). Estoy seguro de que Juan Gallardo Muñoz cultivó este mismo subgénero en otros títulos de la colección La Conquista del Espacio que aún no hemos podido leer, como "Titanes de vida eterna" (nº204), "Vejez de siglos" (nº75) o "Una mujer llamada 'Eterna'" (nº631), entre otros.

"Murió mil veces" resulta muy agradable de leer (casi como ponerse unos zapatos viejos), pues es Garland puro. No obstante, no deja de ser un pequeño vídeo juego en el que hay que ir pasando todas las pantallas hasta llegar al monstruo final (un villano intergalactico, interdimensional, hipertemporal, y yo qué sé qué más cosas, que se hace llamar "Ziborg", nada menos) que, en realidad, ha estado presente a lo largo de toda la novela e incluso desde sus primeras págians.
Entretenida, inferior a "Yo, Lázaro", pero merece la pena.

ÍTEM MÁS: El amigo Martin Ravencroft ha localizado la fuente de inspiración (al menos una parte) de esta cubierta de Alberto Pujolar: Pertenece a "Frankenstein" de James Whale. Aquí la tenéis:




Y aún algo más: la cubierta original de Pujolar se reutilizó años después en el 549 de Selección Terror, que aquí reproducimos:


viernes, 6 de septiembre de 2013

Micro Reseña 82: "Duerme bien, querida", Mark Halloran


"Duerme bien, querida", de Mark Halloran (Jordi Gubern i Ribalta; Servicio Secreto nº382, Bruguera, diciembre de 1957. No sabemos de quién es la portada. ¿Alguien idenfitica al autor?)

Boyd Musgrave (qué prometedor y holmesiano apellido, ¿verdad?) es un agente del servicio secreto de los Estados Unidos en un país sin identificar del norte de África, muy posiblemente Egipto. Anda por allí con su compañero Gunther para cubrir al agente Warren, encargado de atrapar a un misterioso individuo que está haciendo al servicio de espionaje americano y ya ha entregado a cuatro infiltrados en la URSS a las autoridades soviéticas. La cosa se tuerce cuando Musgrave recibe un paquete que contiene la mano de Warren, lo que viene a indicar que va a haber tortas.
Musgrave entra en un laberinto de misterios donde hay un par de bellas damas misteriosas, un explícito chantajista suicida llamado Ibrahim Bazuk, y otros individuos dispuestos a zurrarle la badana al duro Musgrave, que no termina de enterarse de por dónde le llegan las tortas. El misterio no deja de oscurecerse y Musgrave no tiene más remedio que preguntarse todo el tiempo: "Pero ¿qué diablos es lo que sucede aquí?"

Vaya por delante que, como ya he dicho en alguna ocasión, mi afición por las historias de espionaje es prácticamente nula (por mucho que "El tercer hombre" sea una magistral historia de espías). De Mark Halloran he oído decir muchas cosas, y casi todas ellas son buenas. De hecho, se le considera uno de los grandes de la serie negra española fundacional junto con Peter Debry (Pedro Víctor Debrigode).
Puedo decir con total tranquilidad que la novela está no sólo impecablemente escrita, sino que el autor tiene estilo y muy buen gusto, y carece de los defectos de la mayoría de sus contemporáneos (no abusa de gerundios, de frases hechas, ni abunda demasiado en los topicazos del género). También está claro que Halloran intenta (y diría que lo consigue) no ser maniqueo con sus personajes, aunque los yanquis sean los buenos... que ni son tan buenos, ni los rusos son tan malos, sino más de lo mismo. Me resulta muy interesante que, en la apertura de la novela, se produzca una escena en la que Musgrave contempla una manifestación popular en una de las calles de ese país africano. Musgrave reconoce a los manifestantes manipulados y, sobre todo, a los manipuladores pagados por alguna agencia, pues él mismo ha tenido que realizar ese trabajo de adulteración, acoso y derribo en diversas ocasiones: está claro desde el principio que él es gentuza de la CIA. Todo este comienzo me ha traído a la mente lo que está sucediendo actualmente en Egipto y, la verdad, me ha tocado un poco las narices ver que en los años 50, la decisiva injerencia norteamericana en ciertos países estaba clarísima y se podía sacar hasta en las novelas de a duro, y hoy resulta que a cualquiera que insinúe la participación (y la responsabilidad) de esos ingenieros de la manipulación en conflictos actuales, se le tilda de "conspiránoico". Cabe recordar que, cuando la pitonisa le dijo Julio César aquello de "ten cuidado con los Idus de Marzo", César le respondió: "Tú lo que eres es una conspiranóica". (Shakespeare no recogió esta respuesta porque no rimaba, pero es la pura verdad).
Al margen de esta disquisición (que consigno aquí porque me ha dado la real gana y creo que viene al caso), añadiré que la trama está muy bien urdida y no hace aguas; que, como dicen los críticos, los secundarios de Halloran son brillantes (mucho más que su protagonista); que la documentación es impecable; que el tono espionajístico de conversaciones telefónicas en clave y demás zarandajas suenta auténtica; y que de esta novela habría salido una muy buena película.
Y sin embargo, no he aguantado una lectura de un tirón, ni en dos tirones, ni en tres... Leí la primera mitad de la novela, me aburrí y tuve que terminarla haciendo un esfuerzo soberano porque, sinceramente, quería saber en qué terminaba ese follón.
A pesar de este último comentario, la recomiendo, porque es muy posible que, sencillamente y como señalé unas líneas más arriba, las historias de espías me traen al pairo.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Micro Reseña 81: "Un yanqui en la corte del rey marciano", Law Space


"Un yanqui en la corte del rey marciano", de Law Space (Enrique Sánchez Pascual; Espacio: El Mundo Futuro nº73, 1957. Maravillosa portada del misterioso Cha Bril (o Cha' Bril), que merece un post aparte. También en Galaxia 2001 nº59, EASA-Andina, 1977; portada de Prieto Muriana).

Tanto Law Space como Cha Bril (y que a nadie se le ocurra restarle mérito a este brillantísimo ilustrador desconocido) han conseguido de nuevo trasladarme a la época en que los platillos volantes sobrevolaban América, poco antes de que Rod Serling hiciera que medio mundo viajara hasta "La Zona del Crepúsculo" (o "La dimensión desconocida", si lo prefieren ustedes), con esta historia que, a diferencia de las novelitas de ciencia ficción que se publicaban contemporáneamente en Luchadores del Espacio (de Editorial Valenciana) o en la bastante posterior La Conquista del Espacio (de Bruguera), transcurre en el presente (1957) y no en ese lejano (y erradísimo) futuro que podríamos denominar "los albores del siglo XXI"...


Una pareja de ricos texanos visitan New York y terminan en el planetarium de unos grandes almacenes, donde un imitador de Tyrone Power explica al público qué clase de salvajes atrasados son los marcianos y cuánto bien les hará que las buenas gentes de la Tierra les lleven su cultura, sus ciencias y sus artes. Pero hay alguien que no comparte la opinión de John Hervas, el actorzuelo que predica la inferioridad de los habitantes de Marte.
De modo que Timún, que parece un humano normal y corriente, hace una visita al bueno de John y se lo lleva a su planeta (con casa y todo) para enseñarle qué es lo que se cuece en Marte realmente. El destino de Hervas estará ligado, por supuesto, al del monarca marciano...
Con un arranque moralino, buenrollista, edulcorado y casi disneyano se abre esta novelita de Enrique Sánchez Pascual... que pronto empieza a disonar y se convierte en una auténtica pesadilla, pero no para el incauto lector, que se las prometía muy felices con una comedieta de sonrisa fácil, sino John Hervas, que empieza a descubrir que todo lo que le ha contado Timún, todas las maravillas y buenas vibraciones que transmiten los marcianos, pueden ocultar un secreto en verdad horripilante... La primera pista la obtendrá el protagonista en Deimos, antes de llegar a Marte, donde una chica preciosa se cuela en su "casa interplanetaria"... La damita parece asustada, ni siquiera puede hablar, confiesa que ella también es una terrícola... y muere antes los ojos del trasunto de Tyrone Power, asesinada a distancia por una fuerza desconocida...

Sinceramente, servidor esperaba que "Un yanqui en la corte del rey marciano" fuera lo que parecía, esto es, un homenaje a la novela artúrica de Mark Twain... Pero no. Resulta que Law Space tenía algo mucho más perverso en mente, y nos lleva de la mano con esa sonrisa estúpida que dice "estoy viendo La casa de la pradera" para dejarnos con la mandíbula desencajada ante los horrores que se avecinan.
Aunque no está exenta de defectos deusexmachinistas (sobre todo en las últimas páginas de la historia), esta novela es muy recomendable, muy disfrutable y muy reinvindicable.
En las últimas páginas, Law Space nos ofrece una breve "fiction story" (así la llaman en el libro) con un relato de ambientación decimonónica pasada por el tamiz de los estudios Universal (y sobre todo, el "Frankenstein" de James Whale) para contarnos una fábula sobre un científico loco alemán (con castillo incluido) que está empeñado en construir una criatura artificial: el cuento se titula "El primer robot", y al margen del anacronismo que supone la utilización del término acuñado por Karel Capek en los años 20, me ha parecido muy bueno. (Este cuento, por supuesto, no está incluido en la reedición de la novela que se hizo en los años 70 en la colección Galaxia 2001).


Reproducción (ínfima y con marca de agua de Tercera Fundación) de la portada de Prieto Muriana para la reedición de 1977 de esta novela, en Galaxia 2001 nº59. Al parecer, no contiene el relato de complemento.


miércoles, 4 de septiembre de 2013

Micro Reseña 80: "Se alquila una pistola", Frank McFair


"Se alquila una pistola", de Frank McFair (Francisco Cortés Rubio; Punto Rojo nº557, Bruguera, 1973. Me falta la página con las acreditaciones y la fecha exacta de publicación, pero la portada es, sin duda, de Miguel García).

Entretenida (aunque algo flojucha) novela policíaca de Cortés Rubio, que vuelve al poco original tema de "bailarina (QUE NO HACE STREAPTEASE -por si alguien tiene dudas- sino que se limita a enseñar las piernas) en apuros", con un protagonista que no es tan duro ni tan pasado de rosca ni tan mikehammeriano como el detective Tom Cooligan de "Algo para las ratas"... más que nada porque Barney Keller es Agente del Tesoro y suele cazar a los miembros de la Cosa Nostra a la manera de Elliot Ness: por sus finanzas (aunque también a guantazos).

Avril Renton (cuyo verdadero nombre es María Boritski) es una bailarina de piernas perfectas, que elige a sus amistades masculinas por el rasero del dólar. Así que no es de extrañar que, cuando va a tomar una copa a casa de un contable bastante repugnantillo, se encuentre al poco rato (concretamente, tras una oportuna llamada a la puerta) con el cadáver de ese desagradable seboso en hall de la casa. A Avril no le gustan esos líos, de modo que pone pies en polvorosa y si te he visto, no me acuerdo.
Pero la policía no es tonta, así que la pillan, la interrogan, y la acusan de haberse cargado a ese tipo que en realidad es el testaferro de Barty Marino, el representante de la Mafia en la ciudad, y que pensaba colaborar con los agentes de Washington a cambio de una suculenta recompensa...
A todo esto, un senador (un político honrado a más no poder, personaje que me lleva a clasificar esta novela dentro del género de Fantasía Heróica o Literatura Especulativa Poco Convincente) entra al trapo del mafioso Martino y asegura que lo va a meter entre rejas. Y al poquito, el senador termina con una bala insertada en su cadáver por medios no quirúrgicos.
La bala que se cargó al contable y al senador corresponden a una Parabellum que tiene una larguísima historia detrás, y que se remonta a uno o varios crímenes cometidos en el seno del Ejército de los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial... De modo que aquí no tenemos a un matón de la mafia enredado, sino a un astuto asesino profesional, cuya identidad es misteriosa, y que encima es un militar retirado...
Con todo esto, pero sobre todo con la maciza Avril Renton, tendrá que lidiar el agente Keller, que también tiene en común con Elliot Ness su afición por abofetear gángsters en público y sin la menor delicadeza.

Lo mejor de la novela, que no está mal pero tampoco es para tirar cohetes, es el final (quizá considere el lector esto un SPOILER, pero yo no lo veo así), pues ¡milagrosamente! no termina en matrimonio, sino con una dama yendo deprisa y corriendo al retrete para vomitar.
Así, sin más.

martes, 3 de septiembre de 2013

Micro Reseña 79: "La pesadilla de los hipogeos", Law Space


"La pesadilla de los hipogeos", de Law Space (Enrique Sánchez Pascual; Espacio: El Mundo Futuro nº58, Toray, 1957; no sabemos de quién es la portada, aunque creemos que es de Cha Bril (o Cha' Bril, también Chábril). Reedición en Ciencia Ficción (2ª época) nº121, Toray, 1972; no hemos encontrado la portada (pero un lector anónimo nos indica donde encontrarla y la reproducimos a continuación). También, nos cuenta el amigo Carlos Bejarano que esta novela se reeditó también con el título de "El mundo de los nictálopes" en Héroes del Espacio nº119, Bruguera, 1982; portada de Antonio Bernal -quizá reciclada de algún otro título de Bruguera- que se puede ver líneas más abajo).
Ciencia Ficción (2ª época) nº121, Toray, 1972. Cubierta de Carlos Prunés.

Un grupo de trogloditas del Paleolítico Inferior, obligados a desplazar su campamento en busca de la caza (que escasea por el eterno invierno que se ha instalado en el mundo) caen por una profunda grieta en una montaña junto con un puñado de mamuts y quedan encerrados en las entrañas de la Tierra para siempre jamás.
No obstante, miles de años después, un científico espeleólogo y su joven ayudante intentan conseguir que el señor Correman, un millonario norteamericano que se ha hecho rico gracias a la industria armamentística, financie la expedición a una sima insondable en Francia: es muy posible que allá abajo encuentren "geoncio" (Dios mío, parece un nombre sacado de Mortadelo y Filemón; perdón por el apunte), un mineral radiactivo UN MILLÓN DE VECES MÁS POTENTE que el plutonio (¡qué burrada!)
El geoncio, por supuesto, sí que le interesa al señor Correman...
A la expedición se apunta la díscola hija de Correman así como su médica (¿?) y el brazo derecho del empresario, un tipo taimado que tiene intención de casarse con la chica guapa...
Por supuesto, en el fondo de la sima hay geoncio radiactivo como para aburrir... pero allí también se encuentran los hipogeos...

Una muy divertida y satisfactoria novela, que peca del uso de algunos topicazos (hay ocasiones en que son bienvenidos, la verdad), y de algunos deus-ex-machina absolutamente inverosímiles e injustificables, como por ejemplo, la última línea de la narración -que, amigos, no reproduciremos aquí... aunque tampoco es un gran spoiler, que digamos.

La novelita, al menos en su edición original (creemos que no en las dos reediciones que nos constan) contiene "Un buen amigo", relato corto de H.S. Thels, amigo íntimo de Law Space (ver mi reseña de "Metamorfosis" de Space) sobre dos atracadores que son salvados por el último individuo al que querrían encontrarse... un Twilight Zone COMO UNA CATEDRAL, que es casi mejor que la novela de los hipogeos. Ya sólo por el relato merece la pena leer este librito.

Aquí, la reseña del señor G77 en Tercera Fundación, que tiene muchos puntos en común con la presente.


Héroes del Espacio nº119, Bruguera. 1982. Portada de Antonio Bernal. Aunque cambia el título, se trata de la novela "La pesadilla de los hipogeos" de Law Space. Gracias a Carlos Bejarano por su aportación y por esta cubierta.