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sábado, 3 de mayo de 2014

Micro Reseña 90: "El secreto de los yetis", H.S. Thels


"El secreto de los yetis", de H.S. Thels (Enrique Sánchez Pascual; Espacio: El Mundo Futuro nº170, Toray, Barcelona, 1959. Portada de Jorge).

Una inteligente, temprana, y tirando a melodramática aproximación al asunto del Abominable Hombre de las Nieves, que en 1959, año en que Sánchez Pascual escribió esta novela, estaba bastante de moda y era algo relativamente novedoso en España (y en el resto del mundo, en realidad). La portada de Jorge (algún día descubriré cómo se apellida este ilustrador) me parece maravillosa, muy evocadora, efectiva, y una delicia multicolor y pastelosa (pero con largos colmillos).





Un reportaje sobre el Yeti en la revista Diez Minutos, 1954.
Muy anterior a la versión que Curtis Garland realizó en 1975 (y que ya reseñamos aquí), la de un Sánchez Pascual enfundado en su heterónimo H.S. Thels, también se inspira en la película The Abominable Snowman (1957) de Val Guest (con Peter Cushing), y echándole un poco de imaginación, podríamos decir que funcionaría como secuela del filme.

Una periodista francesa reúne a sus amigos de la universidad (todos ellos afamados científicos) para montar un pequeña expedición en busca del novio de la chica, un reportero fotográfico que ha desaparecido -presumiblemente, ha muerto- en el Himalaya durante su viaje para determinar de una vez por todas la inexistencia del Yeti. Lo único que ha quedado de él ha sido una cámara fotográfica con las consabidas fotografías de huellas gigantescas de pies humanos en la nieve...
Una parte demasiado importante de la novela se desarrolla entre los dimes y diretes de los amigos de la periodista y sus giros y piruetas para abortar el proyecto. Pero la chica, tozuda, se larga solita... o casi, pues uno de los amiguetes franceses se apunta, en plan cuidador: "No podemos permitir que una mujer realice sola ese viaje". Y además, el amiguete en cuestión tiene planes ciertamente libidinosos para el trayecto...
Todo esto podría parecer un tostón de primera, pero no lo es, porque está muy bien contado. Y además, la obra cuenta con personajes muy interesantes, como el guía indio que había acompañado al fotógrafo en su primer viaje -y que se apunta de nuevo a esta presumible catástrofe exploratoria-, o detallitos curiosos acerca de religiones raras del Tibet que, sinceramente, no me he parado a buscar en Wikipedia ni en parte alguna, y que son tan pintorescos como sangrientos -nada que ver con el lamaísmo de "Tintín en el Tibet" o de otras historias yetiescas.
El monstruo se hace de rogar, pero cuando sale, la verdad es que da gusto verlo -o leerlo-. Y el final contiene un twist que habría sido impredecible para mí, de no ser porque conozco la vieja historia de Joseph Jorkens (escrita por Lord Dunsany) acerca de los yetis... y los platillos volantes.

Definitivamente, me gusta, aunque se le vean los cables y muchos puntos estén cogidos con pinzas (y eso sin contar con el final precipitado, etc). Me ha dejado buen sabor de boca. Y eso, junto con la cubierta, me basta.

Me gustaría mucho leer la versión del tema escrita por Héctor Germán Oesterheld con el pseudónimo de L.P. Parker, "Monstruo de las nieves", publicada en la argentina colección Sideral nº14 de Editorial Póker, en septiembre de 1967. (Más información sobre esta colección, en nuestro blog amigo Bolsilibros).
Portada de Larrea para Sideral nº14 (Argentina, 1967), cortesía del blog Bolsilibros
Sánchez Pascual, bajo otro de sus muchos nomes de guerre (concretamente el de Alex Simmons), también tuvo a bien escribir su propia crónica sentimental novelesca dedicada al primo yanqui del Yeti, esto es, el Bigfoot, en otra novela de la que también hablamos aquí en su momento: "El misterioso Bigfeet".
Los antropoides peludos gigantes, definitivamente, molan.

martes, 29 de abril de 2014

Micro Reseña 86: "Viaje al pretérito" / "Huída al pasado", de Law Space

Huida al pasado; portada de Fersán, 1958. (Imagen cortesía del señor Norni Norni).

"Viaje al pretérito", de Law Space (Enrique Sánchez Pascual; Héroes del Espacio nº145, Ediciones Ceres, Barcelona, enero de 1983. Portada de Miguel García, reciclada de La Conquista del Espacio nº221, 1974).

La Conquista del Espacio nº221; cubierta de Miguel García.
Con esta entrada, inauguramos oficialmente una nueva investigación, cuya primera pista nos la ofreció el amigo Carlos Bejarano en comunicación privada, tal y como explicamos en la micro reseña correspondiente a la novela "La pesadilla de los hipogeos": el señor Bejarano apuntó que esa obra se reeditó años después, no sólo en otra colección de la editorial Toray, sino que Sánchez Pascual le cambió el título y la coló hábilmente una vez más en la colección Héroes del Espacio de Bruguera como "El mundo de los nictálopes".
Así, tras leer "Viaje al pretérito" y contrastar el argumento con otros títulos y cubiertas de obras de Law Space en las diversas colecciones de Toray, hemos llegado a la conclusión (aun sin haber contrastado ejemplares físicamente) de que nuestra novela no es otra sino "Huída al pasado" (Espacio: El Mundo Futuro nº110, Toray, 1958), que se volvería a editar con ese mismo título en Galaxia 2001 nº326, Andina, 1984 (tan sólo un año después de la edición de Bruguera que nosotros hemos leído).
Todo apunta a que una parte importante de los títulos de Law Space publicados en la colección Héroes del Espacio son obras antiguas, con el título cambiado y recicladas, posiblemente sin mayores cambios. Una astucia de escritor que, sinceramente, aprobamos sin mayores reservas. Esperamos que, con tiempo, acabemos por identificar todas esas pícaras reediciones camufladas como obras nuevas.
Hemos llegado a "Viaje al pretérito" (o "Huída al pasado") gracias, una vez más, a nuestro buen amigo, el coleccionista, connoisseur y escritor Antonio Guerrero González, que en una conversación abierta por el curtisólogo Andrés Peláez Paz en Facebook acerca de los títulos de Weird Western, apuntó este título como una suerte de "Weird Western nacido en una colección de ciencia ficción" (una idea que abre nuevas posibilidades a la búsqueda de ejemplares dentro de este curioso género).
Y el señor Guerrero González tenía razón, pues este título escrito y publicado por Sánchez Pascual en 1958, se puede considerar un Weird Western... afirmación que, sin duda, se presta a la polémica y a la discusión.

Portada de autor desconocido, en Galaxia 2001 nº326, 1984. (Imagen cortesía del señor Norni Norni).

Estamos en el siglo XXI (es decir, la novela transcurre en dicho siglo, o poco después). Europa fue devastada en una guerra nuclear y en esas tierras inhóspitas tan sólo han prosperado unos pobres y monstruosos mutantes. A todo esto, el doctor Charles Templer, propietario del simpático robot Wilky, es el biólogo que ha logrado erradicar cualquier tipo de enfermedad infecciosa de carácter bacteriano o vírico... pero ahora, su gobierno (el ganador de la contienda bélica) le ha encargado que recree las cepas de enfermedades más mortíferas para soltarlas sobre los restos de Europa y exterminar a los mutantes para poder colonizar la tierra inhóspita con total tranquilidad. Templer, que es un buen tipo, se niega en redondo, pero el tiránico gobierno le suelta a uno de sus perros, un tal inspector Fermont, para que recapacite. Fermont le recita a Templer el artículo 123 del Reglamento de la Ciudadanía: "Cuando por alguna causa se proceda contra la seguridad mundial del Gobierno del Planeta, éste está en su derecho de sacar a los hijos o protegidos de los encartados, alejándolos de la nociva influencia de sus padres o tutores. Los hijos pasarán seguidamente a una institución mental, donde se les borrarán todos los recuerdos familiares, siendo destinados a centros de enseñanza, donde podrán convertirse en seres aptos para la comunidad..." Vamos, un poco como lo que hoy le puede pasar a cualquiera en nuestro abominable siglo XXI.
Además, Fermont no farolea: ya se ha llevado al pequeño Thomas, el hijo de Templer, a uno de esos estupendos centros de reeducación.
No obstante, tan sólo un día antes de estos acontecimientos, el doctor Templer había recibido la visita de un viejo compañero universitario que, por circunstancias azarosas de la vida, aseguraba haber terminado en poder de una máquina del tiempo... De modo que Templer y señora, ni cortos ni perezosos y dando por perdido a su hijo, se largan nada menos que al siglo XIX, al salvaje Oeste... eso sí, con los malos pisándoles los talones (en sentido de viaje espacio temporal, claro).
Y ahí es donde empieza la aventura.
Una brevísima novela de ciencia ficción a porrillo (ya ve el lector: mutantes, distopías, guerras nucleares, viajes en el tiempo, robots), que parece un episodio fantástico de "Bonanza" (aunque se publicó una año antes de que la serie televisiva se estrenase), en el que no faltan los rancheros, los tiroteos, los vaqueros, ni las reses enfermas...
Muy recuperable, muy divertida, muy recomendable. Sin duda, Sánchez Pascual es uno de los más desatendidos pioneros del fantástico español a reivindicar.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Micro Reseña 81: "Un yanqui en la corte del rey marciano", Law Space


"Un yanqui en la corte del rey marciano", de Law Space (Enrique Sánchez Pascual; Espacio: El Mundo Futuro nº73, 1957. Maravillosa portada del misterioso Cha Bril (o Cha' Bril), que merece un post aparte. También en Galaxia 2001 nº59, EASA-Andina, 1977; portada de Prieto Muriana).

Tanto Law Space como Cha Bril (y que a nadie se le ocurra restarle mérito a este brillantísimo ilustrador desconocido) han conseguido de nuevo trasladarme a la época en que los platillos volantes sobrevolaban América, poco antes de que Rod Serling hiciera que medio mundo viajara hasta "La Zona del Crepúsculo" (o "La dimensión desconocida", si lo prefieren ustedes), con esta historia que, a diferencia de las novelitas de ciencia ficción que se publicaban contemporáneamente en Luchadores del Espacio (de Editorial Valenciana) o en la bastante posterior La Conquista del Espacio (de Bruguera), transcurre en el presente (1957) y no en ese lejano (y erradísimo) futuro que podríamos denominar "los albores del siglo XXI"...


Una pareja de ricos texanos visitan New York y terminan en el planetarium de unos grandes almacenes, donde un imitador de Tyrone Power explica al público qué clase de salvajes atrasados son los marcianos y cuánto bien les hará que las buenas gentes de la Tierra les lleven su cultura, sus ciencias y sus artes. Pero hay alguien que no comparte la opinión de John Hervas, el actorzuelo que predica la inferioridad de los habitantes de Marte.
De modo que Timún, que parece un humano normal y corriente, hace una visita al bueno de John y se lo lleva a su planeta (con casa y todo) para enseñarle qué es lo que se cuece en Marte realmente. El destino de Hervas estará ligado, por supuesto, al del monarca marciano...
Con un arranque moralino, buenrollista, edulcorado y casi disneyano se abre esta novelita de Enrique Sánchez Pascual... que pronto empieza a disonar y se convierte en una auténtica pesadilla, pero no para el incauto lector, que se las prometía muy felices con una comedieta de sonrisa fácil, sino John Hervas, que empieza a descubrir que todo lo que le ha contado Timún, todas las maravillas y buenas vibraciones que transmiten los marcianos, pueden ocultar un secreto en verdad horripilante... La primera pista la obtendrá el protagonista en Deimos, antes de llegar a Marte, donde una chica preciosa se cuela en su "casa interplanetaria"... La damita parece asustada, ni siquiera puede hablar, confiesa que ella también es una terrícola... y muere antes los ojos del trasunto de Tyrone Power, asesinada a distancia por una fuerza desconocida...

Sinceramente, servidor esperaba que "Un yanqui en la corte del rey marciano" fuera lo que parecía, esto es, un homenaje a la novela artúrica de Mark Twain... Pero no. Resulta que Law Space tenía algo mucho más perverso en mente, y nos lleva de la mano con esa sonrisa estúpida que dice "estoy viendo La casa de la pradera" para dejarnos con la mandíbula desencajada ante los horrores que se avecinan.
Aunque no está exenta de defectos deusexmachinistas (sobre todo en las últimas páginas de la historia), esta novela es muy recomendable, muy disfrutable y muy reinvindicable.
En las últimas páginas, Law Space nos ofrece una breve "fiction story" (así la llaman en el libro) con un relato de ambientación decimonónica pasada por el tamiz de los estudios Universal (y sobre todo, el "Frankenstein" de James Whale) para contarnos una fábula sobre un científico loco alemán (con castillo incluido) que está empeñado en construir una criatura artificial: el cuento se titula "El primer robot", y al margen del anacronismo que supone la utilización del término acuñado por Karel Capek en los años 20, me ha parecido muy bueno. (Este cuento, por supuesto, no está incluido en la reedición de la novela que se hizo en los años 70 en la colección Galaxia 2001).


Reproducción (ínfima y con marca de agua de Tercera Fundación) de la portada de Prieto Muriana para la reedición de 1977 de esta novela, en Galaxia 2001 nº59. Al parecer, no contiene el relato de complemento.


martes, 3 de septiembre de 2013

Micro Reseña 79: "La pesadilla de los hipogeos", Law Space


"La pesadilla de los hipogeos", de Law Space (Enrique Sánchez Pascual; Espacio: El Mundo Futuro nº58, Toray, 1957; no sabemos de quién es la portada, aunque creemos que es de Cha Bril (o Cha' Bril, también Chábril). Reedición en Ciencia Ficción (2ª época) nº121, Toray, 1972; no hemos encontrado la portada (pero un lector anónimo nos indica donde encontrarla y la reproducimos a continuación). También, nos cuenta el amigo Carlos Bejarano que esta novela se reeditó también con el título de "El mundo de los nictálopes" en Héroes del Espacio nº119, Bruguera, 1982; portada de Antonio Bernal -quizá reciclada de algún otro título de Bruguera- que se puede ver líneas más abajo).
Ciencia Ficción (2ª época) nº121, Toray, 1972. Cubierta de Carlos Prunés.

Un grupo de trogloditas del Paleolítico Inferior, obligados a desplazar su campamento en busca de la caza (que escasea por el eterno invierno que se ha instalado en el mundo) caen por una profunda grieta en una montaña junto con un puñado de mamuts y quedan encerrados en las entrañas de la Tierra para siempre jamás.
No obstante, miles de años después, un científico espeleólogo y su joven ayudante intentan conseguir que el señor Correman, un millonario norteamericano que se ha hecho rico gracias a la industria armamentística, financie la expedición a una sima insondable en Francia: es muy posible que allá abajo encuentren "geoncio" (Dios mío, parece un nombre sacado de Mortadelo y Filemón; perdón por el apunte), un mineral radiactivo UN MILLÓN DE VECES MÁS POTENTE que el plutonio (¡qué burrada!)
El geoncio, por supuesto, sí que le interesa al señor Correman...
A la expedición se apunta la díscola hija de Correman así como su médica (¿?) y el brazo derecho del empresario, un tipo taimado que tiene intención de casarse con la chica guapa...
Por supuesto, en el fondo de la sima hay geoncio radiactivo como para aburrir... pero allí también se encuentran los hipogeos...

Una muy divertida y satisfactoria novela, que peca del uso de algunos topicazos (hay ocasiones en que son bienvenidos, la verdad), y de algunos deus-ex-machina absolutamente inverosímiles e injustificables, como por ejemplo, la última línea de la narración -que, amigos, no reproduciremos aquí... aunque tampoco es un gran spoiler, que digamos.

La novelita, al menos en su edición original (creemos que no en las dos reediciones que nos constan) contiene "Un buen amigo", relato corto de H.S. Thels, amigo íntimo de Law Space (ver mi reseña de "Metamorfosis" de Space) sobre dos atracadores que son salvados por el último individuo al que querrían encontrarse... un Twilight Zone COMO UNA CATEDRAL, que es casi mejor que la novela de los hipogeos. Ya sólo por el relato merece la pena leer este librito.

Aquí, la reseña del señor G77 en Tercera Fundación, que tiene muchos puntos en común con la presente.


Héroes del Espacio nº119, Bruguera. 1982. Portada de Antonio Bernal. Aunque cambia el título, se trata de la novela "La pesadilla de los hipogeos" de Law Space. Gracias a Carlos Bejarano por su aportación y por esta cubierta.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Micro Reseña 78: "Metamorfosis", Law Space


"Metamorfosis", de Law Space (Enrique Sánchez Pascual; Espacio: El Mundo Futuro nº121, Toray, 1958; portada de Fersan -¿alguien sabe quién es "Fersan"?- También en Galaxia 2001 nº283, firmada como Alan Star, EASA-Andina, 1982).


Maravillosa (y temprana) aproximación al tema de los "ultracuerpos" (ya hemos hablado en este blog sobre otras variantes del tema en formato de novela de a duro), que posee una serie de elementos que hacen de este bolsilibro una pequeña joyita.

"Metamorfosis" se abre con un prólogo en el que Law Space cuenta cómo su buen amigo y colega, el autor H.S. Thels (fumador empedernido, no como Space) le hace una visita y charlan acerca del encargo del editor: Space tiene que escribir la enésima novela de invasión, aunque (en palabras suyas) ya "he movido todos los seres posibles: venusianos, jovianos, marcianos, gentes de otras galaxias, del final del cosmos. Los he descrito de todas formas y tamaños: con tentáculos, bicéfalos, telepáticos..."
Sin embargo, Space tiene una nueva idea que comparte con su compañero Thels a regañadientes ("Acabo de entregar una novela. No temas el plagio", le dice Harry Thels): algo relacionado con semillas estelares que huyeron hace millones de años de un mundo destruído; seres inteligentes que sufren metamorfosis y no conocen cuál es su estadio final y adulto...
"Además de haber estado juntos durante muchos años, Harry se dedicó, dentro de la novelística moderna, al mismo campo que yo: la anticipación científica. Y eso ha hecho que nuestras relaciones, que siempre fueron cordiales, se estrechasen aún más.
"Y no quiere decir eso que Thels y yo cultivemos el mismo estilo, ni tengamos, ni mucho menos, las mismas ideas sobre las mismas cosas: precisamente la fuerza, la raíz de nuestra amistad, ha residido en eso: en la disparidad de nuestras opiniones, en la mutua oposición de nuestras ideas".
Todo esto y mucho más nos cuenta Space sobre su amigo Thels. Ha grabado la conversación en un magnetófono y le servirá como preámbulo a la novela. Cuando Space le pregunta a su colega qué se trae entre manos, Thels le dice:
"-¡Oh! Nada de invasiones extraterrenales; el editor está de buenas conmigo. Tengo el proyecto de hacer una trilogía sobre el maquinismo y la cibernética.
-¿Me enviarás el borrador?
-Cuando reciba el tuyo. Tengo ganas de saber lo que has sudado para hilvanar todas esas cosas raras. Aunque confío en que salgas airoso.
-Eso espero, Thels".

Bien: Law Space y H.S. Thels eran pseudónimos del juguetón Enrique Sánchez Pascual, quien también se inventó a Karl Von Vereiter, un médico obligado a experimentar en campos de concentración nazis y que se convirtió en un famoso autor de novelas bélicas. (La reedición de esta novela en Galaxia 2001 estaba firmada como Alan Starr, otro de los muchos nombres de Sánchez Pascual).
Portada de la segunda edición de "Metamorfosis",
en la web de Tercera Fundación.
No la hemos conseguido a mayor resolución,
ni sabemos quién es el autor, ni nada de nada...
Está claro que la tradición de jugar al heterónimo es antigua y muy recurrente: el norteamericano Philip José Farmer lo hizo con fruición, Lem Ryan (Francisco Javier Miguel Gómez) utilizó a su pseudónimo como personaje en una de sus novelas, y de Mark Halloran (Jorge Gubern Ribalta) se decía que había llegado a España "huyendo de los agentes alemanes a través de toda Europa". Si uno echa un vistazo a las contraportadas de colecciones como FBI, de Editorial Rollán, se encontrará con declaraciones firmadas por los autores que explican cómo se encuentran en el escenario donde se están desarrollando los hechos de su próxima novela...
Pero llegar al punto de sacar en un libro a dos heterónimos-personajes perfectamente diferenciados, charlando tranquilamente... bueno, amigos, eso es tener un nivel muy alto.
Curiosamente, en la Red de Redes no es extraño encontrarse con lectores escandalizados cuando descubren estos "trucos", pues los consideran viles engaños: les molesta soberanamente, por ejemplo, que se hable del "Necronomicón" como si fuera un libro real -hay más de una docena de Necronomicones en papel (uno de ellos es una novela de a duro) que existen y se pueden comprar; yo mismo escribí uno-, y consideran que estos procedimientos metaliterarios enturbian las investigaciones bibliográficas. Tienen razón: los autores que jugamos a esto lo hacemos por fastidiar y complicarle la vida a los investigadores e historiadores serios, no lo duden ni por un segundo... Nuestra intención nunca es aportar un nuevo nivel de lectura y de ficción que enriquezca las obras, que genere relaciones entre novelas distintas (el autor de una es el protagonista de esta otra), y que convierta un montón de historietas de marcianos, vaqueros, gángsters y monstruos en un mosaico complejo de múltiples facetas. (Guiño, guiño; codazo, codazo...)

Disquisiciones al margen, la acción de "Metamorfosis" comienza en la ficticia Star City, donde un repartidor de huevos cumple su faena. Poco después descubre que los huevos que ha repartido se han vuelto de color negro y, al romperlos, hieden... Unas semanas después, se produce un fenómeno realmente extraño: un perro empieza a empaparse de cultura en la biblioteca de su ama, un gato cambia los canales de televisión y mira programas educativos y noticieros, unos caballos irrumpen en una biblioteca, unas cobayas ("cobayos", en el texto original) observan atentamente en el microscopio una muestra de tejido cerebral humano, para sorpresa del investigador de turno...
La "invasión" de animales superdotados se extiende por los Estados Unidos de América. Y lo que parece un insólito (y simpático) fenómeno, se convierte en breve en la antesala de horrores que podrían desencadenar una nueva guerra mundial: los USA invaden Latinoamérica y Canadá, multiplican por 500 su presupuesto para defensa, y preparan las armas para enfrentarse al resto del mundo...

Si esto es tan sólo "la enésima variación de los ladrones de cuerpos", como dice la poco laudatoria micro reseña de esta novela por el señor G77 en la web de Tercera Fundación, pues ¿qué quieren que les diga? ¡Que estoy de enhorabuena y que bienvenida sea!
Enrique Sánchez Pascual (padre del guionista de tebeos Enrique Sánchez Abulí, creador del gángster Luca "Torpedo" Torelli) se ha ganado con esta novela mi admiración y pienso seguir leyendo su extensísima obra, tan agradable, tan twilightzonesca en su vertiente cienciaficcionera, y tan ingeniosa.

¿Debo añadir que os la recomiendo fervorosamente?

miércoles, 14 de agosto de 2013

Micro Reseña 65: "El misterioso Bigfeet", Alex Simmons


"El misterioso Bigfeet", de Alex Simmons (Enrique Sánchez Pascual; Tam Tam nº16, Ceres, septiembre de 1982. Portada de Luis Almazán).

Una divertida novela que podríamos definir como "telefilmesca", y que de haber sido una producción para la televisión de los primeros años 80, casi habría podido contar con el sello de Disney (aunque posiblemente habría sido el sello de una compañía más pequeña, discreta y con menos medios).

En un pueblo norteamericano, cerca de un espacio natural boscoso, empiezan a dejarse ver unas criaturas de tres metros, cubiertas de pelo rojizo, y que definitivamente no son osos. Obviamente, las autoridades no creen a los testigos (la abuelita y su nieto, la mamá y su bebé)... De hecho, al malvado dueño del parque natural (un pariente del alcalde de "Tiburón", sin duda) no le parece bien que las historias sobre el Bigfeet le espanten a los turistas, así que decide echar a la calle al guardabosques (marido de la mamá y el bebé) y poner en su lugar a un cazador de verdad cuya afición principal es llevarse rubias a la caseta de trabajo para trajinárselas a gusto.
A todo esto, el nietecito del que hablábamos se ha hecho fan de los Bigfeet, quiere llevarse uno a casa o, en su defecto, irse a vivir con ellos... y aprovechando una excursión escolar, se fuga para buscar a los gigantes. (Lo que hacen los críos con tal de saltarse las clases...)
Por si esto fuera poco (que, a decir verdad, no es mucho, pero tampoco está mal), hay un puñado de osos salvajes (no como los osos Yoggie que tienen en el bosque, que comen de la mano de los turistas) que son los verdaderos responsables de las diversas tropelías que, hasta el momento, se han atribuido al Bigfeet.
Y, en fin... pues ya se pueden imaginar que antes de que nos queramos dar cuenta, tenemos montada la búsqueda del niño perdido, la caza del monstruo por diversos sectores (los pro-Bigfeet y los anti-Bigfeet), un puñado de escolares sitiados, un tozudo millonario que no quiere saber que hay bichos en sus tierras, gatillos fáciles, chicas y un pequeño lío de mil demonios...

Está bien, la novelita. Agradable, y deja un muy buen sabor de boca. (Y no tiene mucho que ver con el rollo selvático-aventurero de la colección Tam Tam... supongo que esta novela podría haber aparecido igualmente en Selección Terror o en La Conquista del Espacio, aunque ahí también habría estado cogida por los pelos... Si a alguien le gustan los "eslabones perdidos", le recomiendo que, además de esta novela, eche un vistazo a "El yeti" de Curtis Garland, de la que ya hablamos por aquí...)

(Otra micro reseña de esta misma novela realizada por el señor Frunobulax, AQUÍ. De hecho, le hemos tomado prestado su escaneo de la cubierta).