¿Quién dijo que el gran George H. White (que es el pseudónimo más conocido de Pascual Enguídanos) no escribió novela romántica/rosa? Este "Venus llama a la Tierra", protagonizado por Rock Hudson y Doris Day (o por Juan Luis Galiardo y Carmencita Sevilla, si prefieren el toque hipánico-cañí) es un buen ejemplo de ello.
Estamos en el futuro inmediato, esto es (vista la publicación de la novela), en el año 1964 o 1965. (Es de suponer que JFK está vivito y coleando y ha resultado reelegido, pues los Estados Unidos no están metidos en ninguna guerra en Asia, que sepamos...)
La NASA convoca a un par de periodistas, Butler Smiser (agresivo e implacable reportero, veterano de la II Guerra Mundial) y la guapa Norma Arnett, del Times, para que sean testigos de su proyecto más secreto: han enviado una nave completamente vacía a Venus... y los periodistas serán testigos de cómo un chimpancé será el primer terrícola en pisar suelo venéreo.
Pero ¿cómo es posible, si el cohete no está tripulado? Pues muy sencillo: porque lo que la nave contiene es un receptor de materia, igualito a la máquina "transferidora" que tienen los muchachos de la NASA.
Todo esto estaría muy bien si la señorita Arnett, curiosona cual gatita de uñas afiladas, no hubiera querido ver cómo era el trasto transferidor por dentro... y es que, en esta clase de comedias románticas cincuenteras (aunque estemos ya en los 60), las mujeres siempre causan problemas... incluso cuando son los técnicos de la NASA (los mismos que estamparon una sonda Viking contra la superficie de Marte hace ya unos años) los que cometen un error y transfieren a la periodista a bordo de la nave, que está entrando en la atmósfera de Venus, y que posiblemente se vaya a pegar un leñazo muy gordo.
Los militares que controlan la NASA (aquí no hay tonterías ni memeces de civiles pusilánimes: esto es una cosa muy seria y el Pentágono se tiene que encargar del tema de los monos astronautas, ¡vaya si no!) no saben muy bien qué hacer ante este catastrófico evento ("¡Hemos puesto a una mujer en Venus! ¡Una MUJER!"), pero el bueno de Butler Smiser, ni corto ni perezoso, se cuela él mismo en el cacharro teleportador y ¡hala!, se transfiere con la dama.
La autonomía (la batería, las pilas) del teleportador de la nave es corta (24 horas para redondear); la parejita termina en un mar bravío venusiano (donde, por supuesto, hay monstruos antediluvianos), pierden la nave y... bueno, pues toca lo que toca: sobrevivir, discutir (porque para eso son un hombre y una mujer), sufrir la tensión sexual, evidenciar que los hombres y las mujeres son distintos aunque, sin embargo, estén hechos los unos para las otras... En fin, ya saben ustedes: "¡No te besaría ni aunque fueras el único hombre sobre este orbe!" "Soy el único hombre sobre este orbe". "¡Quítame las manos de encima!" "Bésame, muñeca..."
Y así todo el rato.
Y de vez en cuando, una manada de dinosaurios acuáticos que salen a pacer y se vuelven a sumergir en las aguas sin provocar el más mínimo incidente.
Un insólito coñazo, amigos, por el autor de la celebrada "Saga de los Aznar".
¿Se convertirá esta simpática pareja de gringos en unos Adán y Eva venusianos? Averígüenlo después de leer cien innecesarias páginas de cortejo y danza nupcial. (Lástima que los saurios de esta versión de Venus no fueran más agresivos, rápidos o hambrientos...)
¿Una comedia de ciencia ficción escrita por Pascual Enguídanos? Realmente curioso y por lo que cuentas muy en la línea del cine de los 50 acerca de parejas con rivalidad macho-hembra. ¿El Ibáñez de la portada será el de Mortadelo y Filemón?
ResponderEliminarHombre, más que una comedia, yo diría que es un tostón sin gracia (con todos mis respetos hacia Enguídanos, que en esta novela se viene abajo...)
EliminarEl Ibáñez de la portada, hasta donde sé, no es Francisco Ibáñez; pero tampoco he podido conseguir la información de quién diablos es en realidad.
Te paso su ficha en Tercera Fundación:
http://www.tercerafundacion.net/biblioteca/ver/persona/11218