"Así, amigos míos, no sólo
es cierta la fantasía literaria de Stoker, sino que él se ha limitado a recoger
leyendas y mitos de los eslavos amedrentados por la superstición que en estas
tierras provocó la existencia real de uno de esos siniestros muertos-sin-descanso...
La realidad, me temo, es mucho peor aún. Y puede llegar a amenazar, alguna vez,
a todo el género humano".
Curtis Garland
"Así, amigos míos, no sólo es cierta la fantasía literaria de Stoker, sino que él se ha limitado a recoger leyendas y mitos de los eslavos amedrentados por la superstición que en estas tierras provocó la existencia real de uno de esos siniestros muertos-sin-descanso... La realidad, me temo, es mucho peor aún. Y puede llegar a amenazar, alguna vez, a todo el género humano".Curtis Garland
"entre el denso tráfico de los automóviles, la contaminación, las discotecas ruidosas, los chillones trajes a la moda de Carnaby Street, y los hippies o los progresistas, deambulando por toda la ciudad, entre escaparates repletos de equipos de hi-fi o estéreo, discos de brillantes portadas, magnetófonos y cintas, televisores en color, videocassettes y todo cuanto forma parte de nuestro mundo actual y sus extraños y frívolos caprichos consumistas"...
Por supuesto, Curtis Garland ya había tocado el tema del vampirismo en dos novelas anteriores de ST (Mujeres vampiro, 1973 y Los dientes del murciélago, 1974), e incluso había demostrado que conocía de primera mano la novela de Stoker en sendas novelas de ciencia ficción de la colección La Conquista del Espacio de Bruguera (Vampiro 2000, 1971, y Vampyr, 1973) y también en un weird western (Drácula West, 1972). Pero en Drácula 75 fue donde se aproximó por primera vez (luego vendrían otras ocasiones, algunas de ellas especialmente gloriosas) a la figura del monstruo clásico de Stoker, tal y como lo conocemos hoy.
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Portada de Hammer Horror de Curtis Garland, realizada por Sergio Bleda. |
1 de noviembre de 2023
Pasaron varios años desde que conocí la existencia de Drácula 75 hasta que, por fin, pude leerla. Según mis notas personales, eso debió suceder en algún momento entre 2016 y 2017, y no lo hice con el ejemplar original de Bruguera, sino en una impresión en papel, en A-4, realizada a partir de un archivo más o menos pirata de la obra. (Aún falta ese ejemplar en mi colección particular). Tengo recuerdos contradictorios respecto a mis impresiones tras la primera lectura de esta historia, y creo que la revisité varias veces hasta que, en 2018, hice una última lectura para corregir el texto y encajarla en el proyecto de Hammer Horror, uno de los volúmenes de Curtis Garland que me ha producido mayores satisfacciones.
Tengo el recuerdo del relato del viaje de un inglés por Transilvania, referencias al gobierno comunista de Rumanía, el descubrimiento de algunas viejas tumbas de los Drácula. Y una mujer. Y luego, un tour de force de regreso a Londres, diversos diarios, cartas, noticias de la prensa, crímenes, sangre... todos los recursos de la novela de Stoker utilizados para relatar que el creador del Conde Drácula se equivocaba... pero tenía toda la razón. Como es habitual en Curtis Garland, la historia, además, es un whodonnit.
Juan Gallardo era capaz de brillar como pocos en tan sólo veinte, veinticinco mil palabras. No me extraña que, después de mi experiencia con Hammer Horror, me pusiera por fin manos a la obra con Vampiros de Curtis Garland. Pero esa es otra historia, otro caso resuelto.
Portada de Vampiros de Curtis Garland, por Sergio Bleda. |
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