Dedicado a Andrés Peláez Paz, curtisólogo.
Gracias especiales a Patxi Larrabe
por proporcionarnos tan generosamente este ejemplar.
"Safari en Venus" de Johnny Garland (Juan Gallardo Muñoz; publicada originalmente en Espacio: El Mundo Futuro nº260, Toray, 1961; portada de Balloso. Reedición en Galaxia 2001 nº339, EASA, hacia 1984; portada de Vicente Cebollo).
Mi gran amigo, el curtisólogo Andrés Peláez Paz, me comentó hace unos meses acerca de esta novela: "Pues... es lo que parece: un safari en Venus".
Me quedé estupefacto con aquel sucinto comentario a mi pregunta "¿Y qué tal esa novela de Curtis?" y, sinceramente, no sé qué diablos me esperaba cuando empecé a leerla... pero seguro que no es lo que ustedes verán a continuación:
Como sucede en las novelas garlandianas de ciencia ficción de los años 50 y 60, la acción comienza en un escenario futurista no demasiado lejano (en este caso estamos, creo, a finales del siglo XXI) en el que, tras el paso del año 2000, el mundo ha prosperado y se ha convertido en un lugar cómodo, justo y, en general, mucho mejor para toda la humanidad. (Ver, por ejemplo, mi reseña a "Capitán Átomo", que transcurre, por así decirlo, en este mismo "universo paralelo a nuestra distopía actual").
Pero, como dice uno de los personajes de esta novela, "...creo que no todos los delincuentes fueron exterminados, ni mucho menos". Y es que hay un misterioso individuo que se hace llamar Mr. Puma, el cual anda por ahí robando valiosísimas piedras preciosas traídas desde Marte (joyas como la "auxalia") a los coleccionistas y entidades más poderosas... ¡y no hay forma de atraparlo!
Se trata de un ladrón osado y elegante (al que se nombra en la novela como "un nuevo Raffles", cosa que me encanta), capaz de adoptar cualquier identidad, que jamás ha hecho daño a nadie, y que las autoridades no pueden atrapar pues es tipo realmente astuto.
Por otra parte, el director de cierto Zoo Espacial ha decidido montar un safari a Venus, pues las trece expediciones realizadas a dicho planeta de entorno hostil no han regresado nunca ni con un mal bicho. Y para ello, el director Arnold decide contratar a un equipo de científicos, a un tirador egipcio llamado Ramar Bey, y al más famoso (e iracundo) de los cazadores modernos, Victor Kellog. (Kellog es el ejemplo viviente de lo que se entiende por "un mal hombre": se casó con su bella mujer por dinero, la maltrata abiertamente y la tiene atemorizada... y además, se la piensa llevar a Venus con sibilinas intenciones criminales...)
A todo esto, el cerco empieza a cerrarse sobre Mr. Puma (cuya identidad nos es desconocida), pues su último robo ha sido demasiado audaz y no hay forma de salir de la Tierra porque todos los vuelos interplanetarios (a Marte, a la Luna, etc.) están contraladísimos... ¿Todos? No, porque, como bien cavila Mr. Puma, ¿quién registraría el equipaje de unos expedicionarios que van de safari a Venus?
Y a partir de aquí: ¡Monstruos en Venus! (El primero es nada menos que la larva de "un gusano desconocido para la ciencia", de proporciones ciclópeas y que, cuando sangra, su líquido vital se convierte en ¡miles, millones de nuevas larvas carnívoras, devoradoras, insaciables! Cosa que guarda cierta relación con "Los náufragos de Venus", novela del presente autor que se puede precomprar por correo postal AQUÍ). ¡Y traiciones! ¡Y peleas entre los expedicionarios! ¡Y asesinatos en Venus! ¡Y... romances! ¡Y más gusanos que devoran expedicionarios (en modo gore/splatter)! ¡Y juego sucio! ¡Y plantas vivientes e inteligentes que tampoco le hacen ascos a la carne terrícola! ¡Y pseudo-cangrejos gigantes! ¡Y...!
Y en este punto es donde yo me pregunto: ¿Qué diablos entiende mi buen amigo Andrés Peláez Paz por "un safari"? Porque yo había pensado en unos tipos de caza por el Congo venusiano, y no en una trama policíaca/melodramática salpicada de magníficos monstruos...
¡Qué gran novela, amigos! ¡Qué gran novela!
¡Qué buen post, Alberto! Si la pillo por ahí, me la leo. Tiene mejor pinta que la última que me he leído. Pienso que el nivel de delirio que promete el título tiene que verse reflejado en el texto, si no mal vamos.
ResponderEliminarEs muy, muy, divertida. Y no se limita a una cacería con bichos, sino que tiene esa mezcolanza de tramas (de géneros, en realidad), tan propia de Curtis en cualquiera de sus épocas, que la hace mucho más especial.
ResponderEliminarEsta novela no habría sido la misma sin la presencia del cazador maltratador de mujeres y el moderno Raffles, "Mr. Puma".