miércoles, 30 de abril de 2014

Micro Reseña 87: "Las ratas están locas", de Curtis Garland


"Las ratas están locas" de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror nº181, Bruguera, Barcelona, agosto de 1976. Portada de Desilo).

Para esta curiosa novela, a caballo entre película de James Bond (pero sin James Bond) y novela de terror ratesco de James Herbert, el Maestro Juan Gallardo se marcó un comienzo con ecos de la maravillosa serie televisiva "El Prisionero" de Patrick McGoohan, con un villano, como decíamos, a lo Doctor No, y un fofo protagonista que no es otra cosa sino el consabido periodista intrépido/víctima que poco tiene de heróico y mucho de galán ñoño de segunda categoría.
La historia transcurre en el futuro (concretamente en el año 1988) y, al contrario que en las novelas de Johnny Garland, el mundo no ha devenido en un lugar perfecto, con naves voladoras que nos llevan a Marte cuando se nos antoja, sino que por una vez, se parece mucho a lo que fue el año 1988. Hay grupos terroristas absurdos que pululan por aquí y por allá, catástrofes naturales, etc... En este realista contexto, el periodista Alex Miller -un hacha en su oficio- recibe una exclusivísima invitación del premio Nobel Arístides Markiewicz para una reunión de gravísima importancia que tendrá lugar en la Nochevieja de 1988, en un refugio secreto de las Montañas Rocosas. Se prometen revelaciones que harán cambiar el curso de la historia.
Alex, por su puesto, tiene una novia (Crystal) que no podrá acompañarlo a la dichosa reunión secreta... La chica es tan maja que ni siquiera se enfada porque su hombre vaya a pasar el Año Nuevo en algún lugar desconocido y vete a saber con quién. Así da gusto.
El problema es que, cuando Alex regresa, trae consigo una secretaria macizorra salida de la nada -cosa que no le hace ninguna gracia a Crystal-, y a todo esto, el mundo está sufriendo una paulatina invasión de ratas inteligentes asesinas -pero no gigantes ni de Sumatra, mecachis-.
Y... bueno, pues eso es lo que hay si no queremos destripar la novela a los lectores.
Entretenida, sin demasiado terror y sin demasiado asquito, gore ni chicha sanguinolenta, a pesar de que la historia se prestaba sobremanera. En fin, un Garland siempre se deja leer bien.

Otra reseña de esta novelita en el blog The Jamaa Fanaka Experience.

martes, 29 de abril de 2014

Micro Reseña 86: "Viaje al pretérito" / "Huída al pasado", de Law Space

Huida al pasado; portada de Fersán, 1958. (Imagen cortesía del señor Norni Norni).

"Viaje al pretérito", de Law Space (Enrique Sánchez Pascual; Héroes del Espacio nº145, Ediciones Ceres, Barcelona, enero de 1983. Portada de Miguel García, reciclada de La Conquista del Espacio nº221, 1974).

La Conquista del Espacio nº221; cubierta de Miguel García.
Con esta entrada, inauguramos oficialmente una nueva investigación, cuya primera pista nos la ofreció el amigo Carlos Bejarano en comunicación privada, tal y como explicamos en la micro reseña correspondiente a la novela "La pesadilla de los hipogeos": el señor Bejarano apuntó que esa obra se reeditó años después, no sólo en otra colección de la editorial Toray, sino que Sánchez Pascual le cambió el título y la coló hábilmente una vez más en la colección Héroes del Espacio de Bruguera como "El mundo de los nictálopes".
Así, tras leer "Viaje al pretérito" y contrastar el argumento con otros títulos y cubiertas de obras de Law Space en las diversas colecciones de Toray, hemos llegado a la conclusión (aun sin haber contrastado ejemplares físicamente) de que nuestra novela no es otra sino "Huída al pasado" (Espacio: El Mundo Futuro nº110, Toray, 1958), que se volvería a editar con ese mismo título en Galaxia 2001 nº326, Andina, 1984 (tan sólo un año después de la edición de Bruguera que nosotros hemos leído).
Todo apunta a que una parte importante de los títulos de Law Space publicados en la colección Héroes del Espacio son obras antiguas, con el título cambiado y recicladas, posiblemente sin mayores cambios. Una astucia de escritor que, sinceramente, aprobamos sin mayores reservas. Esperamos que, con tiempo, acabemos por identificar todas esas pícaras reediciones camufladas como obras nuevas.
Hemos llegado a "Viaje al pretérito" (o "Huída al pasado") gracias, una vez más, a nuestro buen amigo, el coleccionista, connoisseur y escritor Antonio Guerrero González, que en una conversación abierta por el curtisólogo Andrés Peláez Paz en Facebook acerca de los títulos de Weird Western, apuntó este título como una suerte de "Weird Western nacido en una colección de ciencia ficción" (una idea que abre nuevas posibilidades a la búsqueda de ejemplares dentro de este curioso género).
Y el señor Guerrero González tenía razón, pues este título escrito y publicado por Sánchez Pascual en 1958, se puede considerar un Weird Western... afirmación que, sin duda, se presta a la polémica y a la discusión.

Portada de autor desconocido, en Galaxia 2001 nº326, 1984. (Imagen cortesía del señor Norni Norni).

Estamos en el siglo XXI (es decir, la novela transcurre en dicho siglo, o poco después). Europa fue devastada en una guerra nuclear y en esas tierras inhóspitas tan sólo han prosperado unos pobres y monstruosos mutantes. A todo esto, el doctor Charles Templer, propietario del simpático robot Wilky, es el biólogo que ha logrado erradicar cualquier tipo de enfermedad infecciosa de carácter bacteriano o vírico... pero ahora, su gobierno (el ganador de la contienda bélica) le ha encargado que recree las cepas de enfermedades más mortíferas para soltarlas sobre los restos de Europa y exterminar a los mutantes para poder colonizar la tierra inhóspita con total tranquilidad. Templer, que es un buen tipo, se niega en redondo, pero el tiránico gobierno le suelta a uno de sus perros, un tal inspector Fermont, para que recapacite. Fermont le recita a Templer el artículo 123 del Reglamento de la Ciudadanía: "Cuando por alguna causa se proceda contra la seguridad mundial del Gobierno del Planeta, éste está en su derecho de sacar a los hijos o protegidos de los encartados, alejándolos de la nociva influencia de sus padres o tutores. Los hijos pasarán seguidamente a una institución mental, donde se les borrarán todos los recuerdos familiares, siendo destinados a centros de enseñanza, donde podrán convertirse en seres aptos para la comunidad..." Vamos, un poco como lo que hoy le puede pasar a cualquiera en nuestro abominable siglo XXI.
Además, Fermont no farolea: ya se ha llevado al pequeño Thomas, el hijo de Templer, a uno de esos estupendos centros de reeducación.
No obstante, tan sólo un día antes de estos acontecimientos, el doctor Templer había recibido la visita de un viejo compañero universitario que, por circunstancias azarosas de la vida, aseguraba haber terminado en poder de una máquina del tiempo... De modo que Templer y señora, ni cortos ni perezosos y dando por perdido a su hijo, se largan nada menos que al siglo XIX, al salvaje Oeste... eso sí, con los malos pisándoles los talones (en sentido de viaje espacio temporal, claro).
Y ahí es donde empieza la aventura.
Una brevísima novela de ciencia ficción a porrillo (ya ve el lector: mutantes, distopías, guerras nucleares, viajes en el tiempo, robots), que parece un episodio fantástico de "Bonanza" (aunque se publicó una año antes de que la serie televisiva se estrenase), en el que no faltan los rancheros, los tiroteos, los vaqueros, ni las reses enfermas...
Muy recuperable, muy divertida, muy recomendable. Sin duda, Sánchez Pascual es uno de los más desatendidos pioneros del fantástico español a reivindicar.

martes, 22 de abril de 2014

Micro reseña 85: "Desertor y falsario", Peter Debry




"Desertor y falsario", de Peter Debry (Pedro Víctor Debrigode; Punto Rojo nº634, Bruguera, junio de 1974; portada de Desilo).

Otra sorprendente novela del maestro Debrigode, que igualmente habría podido aparecer en alguna de las colecciones dedicadas al género bélico de Bruguera.
Gunter Braun y su compañero Hans Klement han decidido tomarse quince días de permiso de la guerra (de la II Guerra Mundial). Y se los han ganado con creces. Klement, un hombre de campo, decide quedarse en una cabaña de leñadores mientras que Braun prefiere dar una vuelta por Berlín y, quizás, ajustar algunas cuentas pendientes: con su ex novia (que ahora trabaja en un campo de concentración), con su hermano (que es un oficial de las SS)... Sin embargo, cuando regresa a casa, se encuentra con que muchos lo consideran el principal sospechoso de las amenazas de decapitación enviadas a los citados y a algunos conocidos más... y cuando empiezan a rodar cabezas, Gunter, que en efecto, ha “semi desertado”, tiene que empezar a correr y a sortear porrazos, balazos, y puede que hasta algún que otro hachazo...
Esta historia tiene ese curioso toque realista/surrealista que aporta verosimilitud a las historias de Debry, y esta en concreto, tiene un aire que me ha recordado a los mejores tebeos de guerra de Garth Ennis. Muy recomendable esta, por otra parte, extraña novelita de a duro.